Nuestra sociedad ha evolucionado de forma exponencial en los últimos años. Cambios industriales, culturales, tecnológicos… que antes tardaban décadas en apreciar, ahora están a la orden del día: globalización, streaming, inteligencia artificial… son algunos de los ejemplos que nos muestran cómo de volátil es nuestra sociedad actual, y cómo de necesario es mantenerse conectado para no quedar totalmente desfasado de nuestro entorno.

La revolución digital y el dominio de las nuevas TICS (tecnologías de la información y la comunicación) han ido formando esa era de la inmediatez, la cultura de necesitarlo todo y necesitarlo ahora, y de quedar fácilmente insatisfechos con lo que obtenemos. Todos esos recientes y constantes cambios que vivimos a través de la revolución tecnológica conllevan cambios a nivel de conductas sociales, como consecuencia de la rapidez y la satisfacción instantánea.

Es verdad que esa hiper-conectividad también trae beneficios, como por ejemplo el hecho de poder estar comunicándonos a tiempo real con una persona situada en cualquier parte del mundo, obtener aquella pieza que necesitamos para nuestra tienda en una hora, o aprender una información valiosa cuando la necesitamos. Pero ello, como todo, también tiene sus inconvenientes, y dependerá del uso y del poder que le otorguemos cómo nos podrá afectar y dominar.

CÓMO LA INMEDIATEZ HA CAMBIADO NUESTRAS VIDAS, Y CÓMO TODO ESO NOS PUEDE REPERCUTIR

La propia estructura de una gran ciudad puede ser un ejemplo de la necesidad de inmediatez: calles que promueven el tráfico y la conexión, todo tipo de tiendas que ofrecen hasta el más mínimo objeto que puedas necesitar, hasta el patinete eléctrico para llegar más rápido a tu destino. Todo ello contribuye a la aceleración, a la necesidad de resultados inmediatos y como consecuencia a unos ritmos de vida rápidos y sin control, simplemente siguiendo la corriente más fácil e inmediata.

¿Y cómo nos puede afectar toda esa prisa y aceleración? Nos estamos convirtiendo en una sociedad que lo necesita todo y lo necesita ahora, pero que a la vez se cansa rápido de lo que tiene (porqué fácilmente pierde el atractivo y la gratificación). Todo eso puede tener una relevancia muy importante cuando vemos que todo eso no solo se reduce a las nuevas tecnologías o al uso material de los objetos, sino que esa cultura de la inmediatez también está repercutiendo en nuestra forma de relacionarnos con los demás.

Cuando hablamos de cansarnos fácilmente de un libro, o una prenda de vestir, puede ser que lo comprendamos o no lo veamos tan “grave”, pero el problema radica en que nuestro cerebro no sabe diferenciar entre lo que puede ser más importante de lo que es más banal, y si acostumbramos a cambiar y obtener novedades de forma constante, lo asumiremos como normal. Estamos constantemente explorando nuevas aventuras y nuevos horizontes, nos cansamos rápido de aquella persona que era “para toda la vida” porqué hemos acostumbrado a nuestro cerebro a ir acelerado y obtener inputs novedosos a cada instante. ¿Pero una persona puede tener la misma caducidad que un objeto? ¿Puede ser sana una sociedad que cambia constantemente de relaciones, y no existe una sola relación segura de continuidad?

Nos hemos acostumbrado a buscar el placer a través de la gratificación inmediata, y esa búsqueda constante de la inmediatez puede tener consecuencias a nivel individual y a nivel social: cada vez nos cuesta más tomar decisiones (más si esas tienen consecuencias a largo plazo) y estamos perdiendo esa capacidad de valorar más allá del día de mañana. Además, ya no nos sabemos esperar, y estamos actuando a través de comportamientos impulsivos, y las decisiones tomadas desde la impulsividad pueden traer consecuencias a nivel relacional financiero, de salud…

BUSCANDO EL PLACER INMEDIATO, CONSEGUIMOS UNA INSATISFACCIÓN PERMANENTE

Dentro de la teoría psicoanalítica existe un principio, el principio de placer, que nos explica que el ser humano busca constantemente el placer, alejándose de aquellas acciones que le atraigan al “displacer”. Con ello, podemos entender que estemos constantemente   buscando   aquellas   situaciones   que   nos   aporten   un beneficio/gratificación más inmediata, además con poco esfuerzo y poco tiempo, alejándonos a la vez de todos aquellos objetivos que nos plantean grandes exigencias y un proceso extenso y costoso.

Paradójicamente lo que se está viendo es que estamos en una sociedad con unos niveles de insatisfacción e infelicidad más altos que nunca. Seguramente te preguntarás ¿cómo puede ser que si lo tenemos todo, seamos infelices?

Nos hemos acostumbrado a esa obtención inmediata, y todo nuestro mundo ha empezado a girar alrededor de la inmediatez. Aceptando que nuestras experiencias influyen a nivel funcional y estructural en nuestro cerebro y nuestro comportamiento biológico, podremos entender cómo la era de la inmediatez puede tener repercusiones a nivel cerebral de la persona. A nivel científico, se ha podido ver que esa gratificación inmediata, asociada a esas recompensas a corto plazo, correlacionan con altos niveles de insatisfacción personal.

Para entender cómo puede afectarnos a nivel cerebral, será necesario hablar sobre el sistema de recompensa: este sistema cerebral libera dopamina cuando percibe estímulos placenteros. Si constantemente estamos obteniendo placer a través de la satisfacción inmediata de nuestras necesidades, estaremos promoviendo la liberación constante de dopamina. Así, nuestro cuerpo se irá “acostumbrando” a los altos niveles de dopamina, por lo que cada vez necesitará más.

No nos podemos olvidar que esa inmediatez nos trae una satisfacción rápida (pero corta) de nuestras necesidades, por lo que pronto tendremos nuevas necesidades, y estas cada vez serán más exigentes, ya que para obtener placer buscaremos acciones que nos aporten cada vez más altos niveles de dopamina. Todo ello se puede convertir en un círculo vicioso sin fin, con el que cada vez necesitamos experiencias más fuertes para saciar nuestras exigencias.

¿CÓMO ADAPTARSE A LA ERA DE LA INMEDIATEZ?

Vivimos en la era de la inmediatez, y aunque intentemos mantenernos aislados, constantemente recibimos inputs del exterior que nos promueven esa necesidad de gratificación inmediata. Fomentar nuestra capacidad de adaptación, toma de decisiones, espera y paciencia son algunas de las habilidades que pueden beneficiar nuestra salud mental.

Aprender a tolerar la incertidumbre puede ser una de las claves para nuestro desarrollo. Actualmente vivimos en una sociedad donde las circunstancias cambian rápidamente, por lo que será crucial cultivar la resiliencia y la capacidad de adaptación a lo desconocido para conseguir no solo sobrellevar los retos, sino también transformar la incertidumbre en oportunidades para el crecimiento personal y profesional.

Organizar tareas, establecer prioridades y dividir los objetivos en pequeñas metas son prácticas que nos pueden ser de gran utilidad en la era de la inmediatez. La sobrecarga de información puede ser abrumadora, pero desglosar los grandes objetivos en pequeños pasos nos puede facilitar la gestión del tiempo y la energía. Al establecer prioridades, se puede dirigir el enfoque hacia lo más importante, evitando la dispersión y mejorando la eficiencia.

Finalmente, establecer límites claros se convertirá en una pieza clave para sobrellevar este mundo que constantemente demanda nuestra atención. Estamos rodeados por un entorno digital donde las notificaciones son muy numerosas, y todas ellas compiten por nuestra concentración. Aquí, la capacidad para decir «no» y definir límites nos ayudará a poder “filtrar” qué pasa a nuestro conocimiento y nuestro interior. Establecer límites saludables permite gestionar el flujo constante de información y preservar el tiempo para actividades cruciales, promoviendo un equilibrio entre la conectividad digital y el bienestar emocional.

En conclusión, adaptarse a la era de la inmediatez implica practicar la espera, tolerar la ambigüedad, organizar tareas, establecer prioridades, dividir objetivos y establecer límites. Estas habilidades no solo son necesarias para sobrevivir en un entorno cambiante, sino que también fomentan un enfoque más consciente y equilibrado en la vida cotidiana. En última instancia, la adaptabilidad se convierte en la clave para prosperar en un mundo donde la única constante es el cambio.

APRENDER A VIVIR EN LA ERA DE LA INMEDIATEZ DE FORMA CONSCIENTE

La presencia total de las nuevas tecnologías dentro de nuestras vidas nos ha creado la necesidad de estar permanentemente conectados. De estar al día de cualquier noticia que se publique, cualquier fotografía que se suba a las redes sociales o cualquier “tuit” que exponga una opinión y, además, de poder enterarnos de todo ello al momento (ya que unas horas más tarde ya no tendrá ningún tipo de relevancia). Se utilizan las siglas “fomo” (fear or missing out) para explicar aquel malestar, temor y ansiedad producidos por el miedo a perderse alguna cosa, quedarse atrás en todo el desarrollo tecnológico.

Intentar coger perspectiva y plantearlo desde una visión un poco más racional cuestionando, por ejemplo, cuál es la necesidad real que se esconde detrás de estar conectados permanentemente de aquella red social, si existe la necesidad de recibir cualquier tipo de información a todas horas, relativizando un poco también todas esas exigencias, nos puede ayudar a relajarnos un poco con todas esas exigencias auto- impuestas de estar al día de todo y de no permitirnos desconectar ni un solo momento.

Hemos podido ver que una de las principales formas de promover nuestro bienestar y nuestra salud mental es estar conectados con el momento presente, con nuestros sentimientos y nuestras necesidades. ¿Y dónde cabe todo eso si constantemente dedicamos nuestras energías en saber del otro? Quizás ha llegado el momento de equilibrar un poco esas prioridades, y empezar a cuidarnos y dedicar tiempo a estar conectados con nosotros mismos, y no tanto con el mundo exterior.

No siempre es fácil darse cuenta de la influencia de la inmediatez en nuestro día a día, a veces aparece en forma de malestar general, incluso sintomatología de ansiedad. En el Centro de Psicología Canvis podemos ayudarte a encontrar el sentido de tus pensamientos y el núcleo de tus preocupaciones.

Bibliografía

Artigas, W., Romero, I. C., & Juvinao, D. L. (2021). Inmediatez en respuesta de revistas de alto impacto de ciencias de la información ante el Covid-19. Revista de ciencias sociales, 27(3), 477-490.

Muntadas, B. (2016). Inmediatez, capitalismo y vidas aceleradas. Chiado editorial.

Vázquez, C., & Mouján, J. F. (2016). Adolescencia y Sociedad, La construcción de identidad en tiempos de inmediatez. PSOCIAL, 38-55.