¿Cómo se define una relación tóxica?
Una relación tóxica es una relación que es destructiva, que no es saludable ni adaptativa y que genera daño y malestar psicológico a una o a ambas partes de la pareja. En este tipo de relaciones se produce un deterioro general de la persona.
Las relaciones tóxicas no sólo se dan en la pareja, ya que pueden aparecer entre miembros de la misma familia, entre amigos, compañeros de trabajo, etc. En éstas, suele haber mucho cariño y afecto, lo que complica y dificulta cortar con este tipo de relaciones.
Factores de riesgo que facilitan desarrollar relaciones tóxicas
- Los celos tienen relación con una falta de autoestima de la persona. Es importante acabar con el mito de “quien no tiene celos no ama”, ya que el no sentir celos no implica querer menos a la otra persona. Este es uno de los factores de riesgo más importantes.
- Tener dificultades para solucionar conflictos, ya que se usa la discusión, lo que puede conllevar mucho malestar en las personas de alrededor.
- No tener respeto por la opinión de los demás. Este factor puede causar dificultades en las relaciones, ya que el individuo entiende que solo su opinión es válida y no tiene en cuenta las opiniones de la otra persona.
- No haber realizado duelos bien elaborados de relaciones anteriores
- Tener duelos no elaborados en relaciones pasadas puede suponer un factor de riesgo debido a que al no saber superar correctamente un duelo el miedo a terminar una relación puede ser mayor.
- Relacionarse mediante estilos de apego inseguro. En ocasiones, los modelos que hemos tenido pueden ser tóxicos, y lo que hacemos simplemente es una reproducción de estos en nuestras relaciones. Este tipo de apego se basa en la inseguridad de la persona y en la dependencia a otras personas.
- El tener baja empatía puede llevar a imponer tu criterio por encima del otro, debido a que no es capaz de comprender los sentimientos de los demás.
- Déficit en habilidades de comunicación y conducta asertiva, ya que la persona no podrá relacionarse en un ambiente sano y de igualdad. Tendrá como más válidos sus propios sentimientos, siendo los de los demás menos importantes, o pensará que lo que piensen y sientan los demás es más importante.
- Una alta impulsividad puede suponer un factor de riesgo sobretodo en la adolescencia, ya que pueden llevar a cabo conductas disruptivas con tal de ser aceptados por los iguales.
- El aislamiento social.
- Tener dependencia a tóxicos puede implicar un factor de riesgo de comportamientos de dependencia a niveles relacionales.
Factores de protección
Este tipo de factores de protección tienen la función de poder proteger a las personas de poder desarrollar relaciones tóxicas:
- Tener una alta autoestima
- Haber desarrollado durante la infancia un estilo de apego seguro, ya que contribuirá a que tengamos más seguridad para afrontar las diferentes relaciones.
- Disponer de apoyo familiar, ya que puede ayudar a evitar o terminar una relación tóxica.
- El hecho de tener amigos o compañeros que han tenido relaciones tóxicas puede ayudar a la persona a darse cuenta de cómo les repercutía negativamente a ellos este tipo de relaciones y evitarlas.
La comunicación tóxica: ejemplos de conversaciones tóxicas
Saber comunicarnos con las demás personas es fundamental y suele ser una preocupación en nuestras relaciones sociales. Es importante detectar si nuestro modo de comunicarnos es eficaz para conseguir nuestros objetivos. Los problemas de comunicación son uno de los temas que más se suelen trabajar en un proceso terapéutico de pareja, a veces son la base del conflicto y en otras ocasiones son el resultado del malestar de la pareja.
Existen tres tipos de estilos de formas de relacionarse con los demás:
- Comunicación pasiva : tipo de comunicación y conducta en el que la persona no defiende sus derechos e intereses. Problema: se corre el riesgo de que los demás se intenten aprovechar de uno, con el resentimiento que esto va a conllevar.
- Comunicación agresiva: tipo de comunicación y comportamiento en el que la persona utiliza amenazas, acusaciones, reproches, y no tiene en cuenta los derechos de los demás. Problema: resentimiento de los demás.
- Comunicación asertiva: la persona va a expresar su opinión, pero sin intentar imponerse a los demás. Permite un mejor control de las relaciones con los demás y tanto la propia persona como los demás pueden expresarse de una forma tranquila pero directa.
Ejemplos de actitudes tóxicas
Hay ciertas actitudes o comportamientos que nos deben hacer sospechar de estar teniendo una relación tóxica. Por ejemplo:
– Enfadarse por quedar con amigos, incluso chantajeando con otra cosa para evitar que vaya.
– Control constante de las redes sociales, incluso revisar el móvil de la pareja.
– Insiste que lo más importante de tu vida es el/ella
– Usa el chantaje emocional.
– Es muy celoso/a.
– En muchas ocasiones se toma la libertad de actuar de forma paternal.
– Opina constantemente de forma negativa a la hora de vestir.
– No le da la importancia que necesitas que le dé ante tus problemas
– Cuando tiene un mal día, normalmente lo paga contigo.
– Cuando tiene la oportunidad siempre te va a recordar los fallos cometidos anteriormente sin importar lo que haya hecho el/ella.
– No acepta que cuentes los problemas de pareja a tu gente más cercana.
– Evitar comentar según que, para que no se enfade.
– Te trata con poco respeto.
Consecuencias de mantener relaciones tóxicas
La dependencia emocional: necesidad excesiva de afecto, de aprobación y sumisión, donde hay miedo a la soledad. Se hace lo imposible por evitar el fin de la relación.
El control supone la pérdida de independencia y autonomía por parte de uno de los miembros de la pareja sobre el otro. Acaba provocando un aislamiento de la pareja hacia su círculo social más cercano como son sus amigos, compañeros de clase o trabajo e incluso familia. Normalmente, esta actitud se puede dar también en las redes sociales, controlando cada movimiento de la pareja en todo momento y buscando explicaciones sobre cada una de sus acciones.
En lo que respecta a los celos, se definen como la sensación que presenta una persona cuando siente amenazada su relación. Generalmente, están enfocados en agentes externos.
Por último, la manipulación puede ser una consecuencia directa de los tres factores que se han mencionado.
En algunos casos, las relaciones tóxicas son consideradas el paso previo a una relación con violencia de género, en otros una relación sana con problemas. También hay veces que se considera que la violencia de género está dentro de las relaciones tóxicas.
Walker estableció un ciclo de la violencia compuesto por 3 fases:
- En la fase primera denominada «acumulación de la tensión» se van amontonando pequeños sucesos que llevan a un incremento de la tensión entre la pareja.
- Entonces, este cúmulo produce la explosión de violencia de mayor o menor gravedad en la segunda fase, llamada «explosión-agresión».
- Tras esta segunda fase, se produce el arrepentimiento del agresor, dando comienzo a la tercera y última, denominada «luna de miel» donde el agresor pide perdón y refiere que nunca volverá a suceder.
Vemos que se produce un ciclo de conducta negativa y refuerzo, lo que llevará a que este ciclo vuelva a repetirse, con tendencia a aumentar y corre el riesgo a cronificarse. Además, se sabe que cuanto más grave es la violencia, existen menos probabilidades de que cese de forma espontánea.
¿Por qué se suele caer en estos tipos de relaciones?
Por tener una autoestima baja nos predispone a tener relaciones no equilibradas.
Dar importancia a lo que piensen los demás hasta el punto de condicionar nuestro comportamiento, hará que seamos incapaces de mostrarnos tal y como somos. Por lo tanto, generaremos relaciones donde nuestra conducta será pasiva.
Haber tenido experiencias anteriores que nos hayan hecho creer que somos merecedores de ese trato.
Tener creencias distorsionadas sobre lo que es querer y sobre lo que supone una relación, nos puede conducir a ver como normal, cosas que no lo son.
La necesidad de recibir cariño para suplir carencias profundas.
El miedo a la soledad nos puede arrastrar a relaciones disfuncionales.
Referencias bibliográficas
Salazar, J. A., Castro, D. P., Giraldo, L. A., & Martínez, L. M. (2013). Relaciones Tóxicas de pareja. Revista de psicología, 17(2).
Granados, A. M. (2018). Las relaciones tóxicas de pareja en adolescentes: Factores de riesgo y protección.
Paño, M. (2016). Relaciones tóxicas vs. relaciones saludables. Revista estudiantil de psicología universidad adventista de Bolivia facultad de ciencias de la educación y humanidades.
Grado en psicología mención clínica
Cursando Máster en Psicología General Sanitaria
Curso de especialista en violencia de género y malos tratos
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