¿Qué es la memoria?
Es el proceso cognitivo mediante el cual se almacenan, se codifican y se recuperan acontecimientos, conceptos y procedimientos que se desarrollan en varias esferas y demandas de la vida diaria. Se reconocido como el proceso psicológico que hace posible el aprendizaje y la adaptación óptima al medio. Cuando se aprende algo, la formación de la memoria sigue una progresión temporal, desde un inicio breve e inestable, hasta un final duradero y estable; el proceso empieza con el reconocimiento de los estímulos a través de la memoria sensorial, pasa por la memoria operativa (a corto plazo) hasta que se establece a la memoria a largo plazo. La memoria sensorial se caracteriza por no ser consciente, para ser un registro breve de la información sensorial y permite percibir y organizar los estímulos que entran desde el exterior. La memoria operativa se un tipo de memoria consciente, que incluye la memoria a corto plazo (almacén temporal de información de cualquier modalidad sensorial). Es la que lleva a cabo procesos de control, manipulación y gestión de información que acaba de entrar en el sistema. La memoria a largo plazo, se divide en declarativa/explícita y no declarativa/implícita. La declarativa es un tipo de recuerdo consciente, susceptible de ser verbalizado, puede ser semántica (conocimientos generales) o episódica (experiencias vividas). La no declarativa se trata de un recuerdo no consciente y puede ser de aprendizaje no asociativo, acondicionamiento clásico, priming, habilidades y hábitos (Manzanero y Álvarez, 2015).

Cualquier afectación en el proceso amnésico se conoce como amnesia, la cual se define para ser una alteración neurocognitiva caracterizada por la incapacidad de retener (adquirir) y/o recuperar (evocar) información, que impide el recuerdo o adquisición de la información de un intervalo temporal concreto, como consecuencia de un daño en el sistema nervioso central, o por causas traumáticas o psicológicas (Cardoner y Urretavizcaya, 2015).

Según el intervalo temporal afectado la amnesia puede ser anterógrada o retrógrada.

  • La anterógrada supone la incapacidad para retener información nueva y realizar nuevos aprendizajes desde el momento de la lesión cerebral; la extensión del déficit, el pronóstico y la recuperación dependen del origen del daño. Los pacientes afectados son incapaces de formar memorias declarativas, es decir, aquellas memorias explícitas o intencionales que codifican información sobre acontecimientos biográficos y conocimiento de los hechos. Aun así, consiste en la pérdida de la capacidad para establecer relaciones entre diferentes estímulos (tiempos, lugar y orden de ocurrencia), afectando considerablemente a la memoria episódica; tipo de memoria explícita, referida a la capacidad de recordar conscientemente experiencias pasadas, almacena información relacionada con acontecimientos marcados por el tiempo y el espacio. Se trata de una afectación que tiende a producirse como consecuencia de traumatismos craneales, psicosis de Wernicke-*Korsakoff y lesiones bilaterales del complejo hipocampo-amígdala.
  • La retrógrada se trata de la incapacidad para recuperar información almacenada previamente al inicio del daño cerebral. Afecta principalmente a la memoria declarativa. El intervalo de tiempo afectado depende de la etiología y gravedad de la lesión, y de la afectación otras áreas cerebrales más allá del hipocampo. Es la típica alteración que se produce después de un traumatismo craneoencefálico. La amnesia retrógrada total se da en personas con encefalitis por virus del herpes simple, síndrome de Korsakoff de origen alcohólico y lesión del prosencéfalo basal. La pérdida de la información sigue la ley de Limpiadera, es decir, se pierden con mayor proporción y antes los recuerdos más recientes; del mismo modo, cuando se recuperan, también se reestablecen con mayor proporción y antes los recuerdos más antiguos.

A la práctica clínica cuando se habla de alteraciones en la memoria, se hace referencia al síndrome amnésico, la cual se caracteriza para presentar amnesia anterógrada y retrógrada, pero a la vez tener preservadas la memoria inmediata a corto plazo, la memoria semántica y otras funciones intelectuales (lenguaje o cociente intelectual) y la memoria procedimental (habilidad motrices, acondicionamiento clásico, hábitos, …) (Ruiz-Vargas, 2010).

Este síndrome es el resultado de lesiones que afectan el sistema hipocampal, localizado al lóbulo temporal medial, daños generalmente producidos por resecciones, encefalitis por virus del herpes simple, anoxia, infarto o esclerosis; al diencéfalo (núcleos talàmics, núcleos mamilares) producidas por alcoholismo crónico y al prosencéfalo basal por afectación del sistema colinérgico que interactúa con el hipocampo y otras estructuras del lóbulo temporal medial (Cardoner y Urretavizcaya, 2015).

Dentro de este síndrome se han definido diferentes tipos de amnesias:

Amnesia global transitoria
Es el resultado de alteraciones que afectan al lóbulo temporal medial, se caracteriza por una amnesia anterógrada de inicio repentino con una duración inferior de 24h, sin otros síntomas neurológicos. A pesar de que no predomina la presencia de amnesia retrógrada, algunos pacientes pueden olvidar transitoriament recuerdos recientes. Se observa en personas de media y edad avanzada. Se han identificado varios factores de riesgo tanto biológicos (antecedentes de migraña), como psicológicos (estrés emocional) de este síndrome. No se recomienda ningún tratamiento o profilaxis. Recientes investigaciones han concluido que en esta amnesia el área cerebral afecta es el hipocampo, concretamente el área CA1 (Alessandro et al., 2020).

Síndrome de Korsakoff
Se trata de la patología más frecuente que produce un síndrome amnésico, se da cuando se producen alteraciones en estructuras diencefaliques (tálamo e hipotálamo), en este caso, la afectación se produce por un déficit de vitamina B1 (tiamina) en persona alcohólicas o que han sufrido malnutrición. En los pacientes se observa una afectación de la memoria de trabajo, amnesia retrógrada, en especial para los hechos y acontecimientos sucedidos en los últimos años, estando preservada la memoria para sucesos más remotos y preservación de la memoria implícita y procedimental (Portellano y García, 2014).

Amnesia postraumática
Es la amnesia anterógrada que se da después de una lesión cerebral traumática, en cierto grado puede ir acompañada de amnesia retrógrada, pero no es el común. Según la intensidad del traumatismo, los pacientes recordarán de manera variable los hechos que sucedieron en el momento del accidente o minutos antes. La duración del cuadro va desde el instante en que se produce la lesión hasta que la persona recuperar la capacidad de almacenar y evocar nueva información, se resuelve gradualmente, requiere desde minutos a meses, incluso años. Como factores de riesgo destacan el sexo femenino y la edad avanzada. Gran parte de los casos son causados por lesiones al hipocampo y estructuras adyacentes, así como a lesiones axonals difusas; hay que destacar que los casos relacionados con el deporte presentan mejor pronóstico que los resultantes de accidentes automovilístics o caídas (Alessandro et al., 2020).

Amnesia por ictus estratégico
Un ictus estratégico es un infarto cerebral de pequeña medida, que puede producir un déficit cognitivo y conductual significativo debido a su localización, y por su capacidad de desconectar funcionalmente áreas del cerebro relacionadas con la memoria. Como consecuencia de accidentes cerebrovasculares puede producirse amnesia aguda transitoria o permanente, típicamente anterógrada, que puede manifestarse sola o acompañada otros síntomas cognitivos menores como déficit ejecutivo o leve anomia (dificultad para recuperar palabras al habla, sobre todo para evocar el nombre de los objetos). Se tiene que tener en cuenta que dura menos de 24 horas y a la práctica clínica se suele confundir con amnesia global transitoria. No obstante, los pacientes con amnesia por ictus estratégico no suelen presentar desencadenantes emocionales o físicos antes de la aparición de los síntomas. La edad avanzada y los antecedentes vasculares son los factores de riesgo más importantes. La etiología más común es la cardioembòlica, el territorio cerebral vascular más afectado es la circulación posterior. Las estructuras más afectadas son el hipocampo y el tálamo (Alessandro et al., 2020).

Amnesia por encefalitis autoinmune
La encefalitis autoinmune es producto de enfermedades inlamatorias del cerebro. Las manifestaciones clínicas más frecuentes incluyen: trastornos del comportamiento, psicosis, convulsiones, movimientos anormales y trastornos cognitivos. Aun así, la amnesia es el síntoma cognitivo cardinal y a menudo tiene una presentación subaguda, dado que en la mayoría de los casos esta afectación va acompañada de lesiones en el sistema límbico, sobre todo a nivel del hipocampo, hecho que comporta alteraciones de la memoria episódica (Alessandro et al., 2020).

Amnesia por encefalitis herpética
Esta encefalitis es la causa del síndrome amnésico grave, puesto que se trata de una enfermedad vírica que puede afectar al sistema nervioso central. El virus del herpes afecta principalmente a los lóbulos temporales mediales, desde la corteza hasta estructuras subcorticales más profundas, afectando también al sistema límbico. Por eso, la amnesia puede cursar con alteraciones emocionales y conductuales. Estos pacientes presentan una alteración grave de la memoria anterógrada y un déficit en la retrógrada, en que la persona puede llegar a tomar la información de incluso años previos al inicio de la enfermedad, que en la mayoría de los casos no se vuelve a recuperar. Dada la ubicación de los lóbulos temporales, los pacientes con amnesia secundaria a encefalitis herpética pueden presentar anomia o afasia si el virus llega a lesionar los circuitos lingüísticos (González et al., 2016).

Amnesia por hipoxia
La hipoxia es la carencia de oxigenación cerebral, que puede llegar a ser total (anoxia), la cual produce la muerte del tejido neuronal. Las causas más frecuentes suelen ser un paro cardiaco, un bloqueo respiratorio, la inhalación de monóxido de carbono o la asfixia por respiración de humo. La carencia de oxígeno provoca lesiones irreversibles que afectan sobre todo a estructuras subcorticales y al cerebelo, a pesar de que en casos graves puede afectar a todo el cerebro. Las consecuencias cognitivas y neurológicas dependen del tiempo que se ha estado sin oxígeno, pueden ir desde trastornos de memoria a demencia generalizada o muerte cerebral. La realidad es que el hipocampo es una estructura especialmente sensible a la hipoxia, la cual produce lesiones irreversibles que desencadenan en un síndrome amnésico grave. Cuando la hipoxia es severa o prolongada el trastorno de memoria se manifiesta con otras alteraciones cognitivas y conductuales, como por ejemplo apatía y déficit atencional; por otro lado, en los casos muy graves, en que la carencia de oxígeno afecta a la corteza, el trastorno de memoria se presenta con un cuadro clínico de demencia generalizada (González et al., 2016).

Amnesia psicògena
También llamada disociativa, amnesia caracterizada por no tener una causa orgánica. Esta puede manifestarse como síntoma único o como parte de otro trastorno psiquiátrico. Tiende a presentarse en personas de entre 20 y 40 años, tanto en mujeres como hombres. Es un cuadro clínico caracterizado por amnesia retrógrada de inicio abrupto, limitada al dominio episódico, concretamente al autobiográfico que suele ir acompañado de una pérdida de la identidad personal. La amnesia retrógrada puede ser restringida a un único acontecimiento traumático, o generalizada que afecta en un periodo del pasado significativo e incluso a la propia identidad. Hay que destacar que algunos pacientes expresan mucho malestar, mientras que otros ni se muestran preocupados. Generalmente, se trata de una afectación resultante de un desencadenante traumático psicológico; es altamente comòrbida (es decir, que se puede presentar a la vez) con trastornos de la personalidad, ansiedad, depresión y abuso de sustancias. Los mecanismos fisiopatológicos actuales refieren que un hecho traumático, puede actuar como un disparador que induce disfunción ejecutiva prefrontal, dificultando la recuperación de la memoria episódica autobiográfica causada probablemente por los efectos de las hormonas del estrés en los sistemas de memoria (Alessandro et al., 2020).

En definitiva, existen varias causas que pueden generar síndrome amnésicas, como la epilepsia, tumores cerebrales, abuso de opiáceos o cocaína, entre otras. Aun así, se ha observado que el envejecimiento está acompañado de una gran variabilidad de afectaciones en diferentes procesos mentales, pero en especial se ha relacionado con alteraciones de la memoria episódica, el recuerdo espontáneo y la memoria de trabajo (Portellano y García, 2014).

Referencias bibliográficas

Alessandro, L., Ricciardi, M., Chaves, H. y Allegri, R. F. (2020). Acute amnestic syndromes. Journal of the Neurological Sciences, 413. https://doi.org/10.1016/j.jns.2020.116781

Cardoner, N. y Urretavizcaya, M. (2015). Psicopatología de la memoria. En J. Vallejo (ed.), Introducción a la psicopatología y la psiquiatría (pp. 38-57). Elsevier.

González, B., Jodar, M. y Muñoz, E. (2016). Neuropsicología de la memoria. Neuropsicología de la atención. En E. Muñoz (ed.), Neuropsicología de la atención, la memoria y las funciones ejecutivas (pp. 1-112). UOC.

Manzanero, A. L. y Álvarez, M. A. (2015). La memoria humana. Pirámide.

Portellano, J. A. y García, J. (2014). Neuropsicología de la atención, las funciones ejecutivas y la memoria. Síntesis.

Ruiz-Vargas, J. M. (2010). Manual de Psicología de la memoria. Síntesis.