En nuestra cotidianidad, muchas veces escuchamos a la gente utilizar el término “narcisista”, pero ¿qué significa realmente? El narcisismo no es necesariamente una patología. Todos tenemos un poco de narcisismo o amor a uno mismo y deseo de ser especial y hasta cierto punto es sano e incluso necesario. No obstante, cuando utilizamos el narcisismo para compensar un déficit de amor por parte de las figuras significativas de nuestra infancia y el consecuente sentimiento de inferioridad, se convierte en una patología llamada personalidad narcisista.

¿Cómo se forma y manifiesta el narcisismo?

 

El narcisismo por dentro

Cuando el natural deseo de afirmación y ser especial de un bebé/niño se desarrolla de forma normal, el niño se desenvuelve tranquilamente con una mezcla de satisfacción y optimismo, igual que su auto-estima y confianza en los demás. Si esta condición no se da debido a la indiferencia parental para las demandas del niño en fase de desarrollo, duras críticas o satisfacción de bienes materiales pero no afectivos por parte de los padres, el niño crece poco seguro y exigente, requiere constante atención y reaseguramiento. Se pregunta: “¿Qué me ocurre a mí que no recibo el apoyo o la admiración que anhelo?” y tiene una sensación de fracaso, defecto e inferioridad que le abruman. Se defiende de las dudas sobre sí mismo con rabia, falsa autonomía y grandiosidad; o se retrae y constriñe su expresión de sí mismo y tiene miedo a las relaciones emocionales con los demás. Su lema es: Solo puedo depender de mí, porque del otro no puedo. Un narcisista entonces es por dentro una persona muy insegura, con déficit de amor que sufre de una intensa necesidad de aceptación y afecto, cuya autoestima depende de las respuestas del entorno.                        

El narcisismo por fuera

Don Draper – ejemplo del narcisista en la serie Mad Man

Los narcisistas presentan una adaptación muchas veces no buena, sino brillante, con notables alteraciones en las relaciones con los demás, a los cuales perciben como espectadores que han de reflejar su valor y prestigio. Presentan intensa ambición y grandiosidad, en combinación con una inferioridad escondida que resulta de la dependencia de la admiración de los demás. A la vez sienten un enorme vacío, constante insatisfacción, anhelo de la gratificación y cierta dificultad para amar a los demás y preocuparse por ellos. Lo que destaca en aquellas personas es su falta de empatía hacia la gente de su alrededor y a la vez su capacidad de éxito profesional. Bajo una superficie amable y encantadora, hay una naturaleza fría y calculadora.

 

La inseguridad que llevan escondida debajo de la aparente superioridad les hace tratar a los demás como objetos para sus propios fines; a la vez que son capaces de ser serviles y aduladores cuando es necesario para conseguir sus objetivos, se muestran fríos y despectivos con aquellos que consideran inferiores o que han dejado de ser idóneos. Los sentimientos de los narcisistas son muy superficiales y sus mecanismos de defensa bastante primitivos. Son envidiosos con aquellas personas que poseen algo que ellos desean, e idealizan a las personas de las cuales obtienen sus gratificaciones narcisistas. La envidia es un sentimiento básico en los narcisistas pero hacen mucho esfuerzo en negarla para preservar su autoimagen, siempre desvalorizando a los demás.

El trabajo psicoterapéutico

Varios autores hablan de dos tipos de narcisismo, que aquí llamaría maligno y benigno. El primero es un narcisista seductor y manipulador que explota y controla a los demás. El narcisista benigno por otro lado, pese a necesitar una constante admiración por parte de los demás, no suele presentar actitudes de astucia y explotación, es muy frágil y fácilmente herido. De los dos tipos, el primero lo encontramos pocas veces en las consultas psicoterapéuticas y si viene el segundo, el trabajo con él es muy difícil. Es importante darse cuenta de los déficits que hay detrás de una personalidad narcisista porque solo con la actitud empática es posible llegar a un narcisista. La tarea de la psicoterapia es conectar con sus partes emocionales, muy herméticamente escondidas detrás de su grandiosidad y frialdad.

 

Aleksandra Misiolek