La vergüenza es una emoción compleja que puede influir significativamente en la salud mental y el comportamiento humano. Este artículo revisa la literatura existente sobre la vergüenza, analizando su definición, causas, consecuencias psicológicas y estrategias de intervención. Se destaca la importancia de abordar la vergüenza en contextos terapéuticos para promover el bienestar psicológico. Desde una perspectiva clínica, la vergüenza crónica se ha asociado con trastornos de ansiedad social, depresión, trastornos de la alimentación y trastornos de la personalidad. Finalmente, se enfatiza la importancia de la intervención temprana y el desarrollo de estrategias para abordar la vergüenza en contextos terapéuticos y sociales, con el objetivo de mejorar la salud mental y el bienestar general. Comprender la vergüenza en profundidad permite desarrollar herramientas efectivas para transformar su impacto negativo en una oportunidad para el crecimiento personal y la resiliéncia emocional.
La vergüenza es una emoción universal que se experimenta cuando una persona percibe que ha fallado en cumplir con las normas sociales o expectativas personales (Tangney & Dearing, 2002). A diferencia de la culpa, que se centra en una acción específica, la vergüenza implica una evaluación negativa de uno mismo en su otalidad (Lewis, 1971). Comprender la naturaleza de la vergüenza y sus implicaciones es esencial para los profesionales de la salud mental. Tiene un impacto significativo en la vida de las personas.
La vergüenza, al igual que otras emociones, prepara al individuo para la acción. Estas respuestas de supervivencia están respaldadas por cambios en diversos sistemas corporales (Kreibig, 2010 citado en Crasny Zyman, D. (2021)). Experimentar vergüenza puede llevar a la evasión del contacto y al aislamiento, tanto en el ámbito social como en el físico (Mac Donald et al. 2011 citado en Crasny Zyman, D. (2021)). Además, puede provocar un incremento en la irritabilidad, que actúa como una emoción secundaria (una reacción emocional que encubre la vergüenza inicial e incluso derivar en conductas agresivas de carácter antisocial).
La vergüenza se caracteriza por sentimientos de inferioridad, exposición y deseo de ocultarse (Lewis, 1971). Mientras que la culpa se relaciona con una conducta específica que se percibe como incorrecta, la vergüenza afecta la autoimagen global del individuo (Tangney & Dearing, 2002). Las Causas de la vergüenza pueden variar, incluyendo experiencias de humillación, críticas severas, abuso emocional y situaciones que desafían la autoimagen (Gilbert, 1998). Factores culturales también juegan un papel importante, ya que diferentes sociedades tienen distintas normas y expectativas que pueden influir en la experiencia de la vergüenza (Fessler, 2004).
El estudio de la vergënza ha sido abordado desde diversas disciplinas, incluyendo la psicología clínica, la neurociencia y la sociología. Investigaciones han demostrado que la vergüenza activa regiones cerebrales asociadas con la autoconciencia y la emoción, como la corteza prefrontal medial y la ínsula (Moll et al. 2005). Desde una perspectiva cultural, se ha observado que las sociedades colectivistas tienden a enfatizar la vergüenza como un mecanismo de control social, mientras que las sociedades individualistas pueden asociarla más con el fracaso personal y la baja autoestima (Fessler, 2004).
Dado que la vergüenza puede tener efectos devastadores en la salud mental, es crucial comprender sus orígenes y mecanismos subyacentes para desarrollar estrategias de intervención efectivas. En este artículo, se analizará la vergüenza desde una perspectiva psicológica, considerando sus efectos, causas y tratamientos. Además, se dicutirá la importancia de abordar la vergüenza en el ámbito clínico y su papel en diversas patologías psicológicas.
La vergüenza tiene profundas raíces en la evolución humana, funcionando como un mecanismo de regulación social que ayuda a mantener la cohesión del grupo (Gilbert, 1998). Sin embargo, cuando se experimenta en exceso, puede tener efectos devastadores en la salud mental y el bienestar. En este artículo, se analizará la vergüenza desde una perspectiva psicológica, considerando sus efectos, causa y tratamientos.
Consecuencias psicológicas de la vergüenza
La vergüenza crónica se ha asociado con diversas dificultades patológicas, como depresión, ansiedad social y baja autoestima (Andrews et al. 2002). Además, puede llevar a comportamientos de evitación y aislamiento social, exacerbando el malestar emocional (Tangney et al. 1992).
- Trastornos de ansiedad social: individuos con alta sensibilidad a la vergüenza tienden a evitar interacciones sociales por miedo al juicio (Tangney et al. 1992)
- Depresión: la vergüenza persistente puede generar sentimientos de desesperanza y baja autoestima (Andrews et al. 2002)
- Trastornos alimentarios: algunas personas desarrollan comportamientos alimentarios disfuncionales como una forma de lidiar con la vergüenza relacionada con la imagen corporal (Gilbert, 1998).
- Trastornos de personalidad: se ha encontrado que la vergüenza es un factor clave en la personalidad evitativa y en el trastorno límite de la personalidad (Lee et al. 2001).
Posibles causas de la vergüenza
Las causas de la vergüenza pueden variar ampliamente. Entre las principales fuentes de esta emoción se encuentran:
- Factores familiares y crianza: la infancia juega un papel crucial en el desarrollo de la vergüenza. Padres críticos, castigos humillantes o experiencias de rechazo pueden contribuir a una alta sensibilidad a la vergüenza en la adultez (Gilbert, 1998).
- Factores sociales y culturales: diferentes culturas manejan la vergüenza de manera distinta. En alguna sociedades colectivistas, la vergüenza es una herramienta para reforzar las normas grupales, mientras que en culturas individualistas puede ser vista como una barrera para la expresión personal (Fessler, 2004).
- Experiencias traumáticas: abuso, negligencia o situaciones de humillación pueden generar una vergüenza persistente que afecta a la autoestima (Andrews et al. 2002).
- Factores biológicos y evolutivos: algunos estudios sugieren que la vergüenza puede tener una base evolutiva que ayudó a regular la conducta social para evitar el rechazo del grupo (Gilbert, 1998).
Los recuerdos asociados a la vergüenza pueden compartir características con los recuerdos traumáticos (Mats y Pinto-Gouvei, 2010) y, con el tiempo, llegar a ser elementos fundamentales en la construcción de la autobiografía y la identidad en una persona (Pinto-Gouveia y Matos, 2011 citado en Crasny Zyman, D. (2021)). Esta está estrechamente relacionado con la tendencia a experimentar vergüenza. En este sentido, episodios de vergüenza profunda durante la infancia pueden generar recuerdos emocionalmente intensos que, eventualmente, contribuyen a la formación de un esquema más estable relacionado con la vergüenza (Shahar et al. 2014 citado en Crasny Zyman, D. (2021)). Como resultado, la persona podría percibirse como inferior en el ámbito social y sentirse defectuosa en comparación con los demás, además de considerar que su posición social es vulnerable, lo que la pone en riesgo de exclusión social.
Conclusión
La vergüenza es una emoción poderosa que puede tener efectos profundos en la salud mental. Es crucial que los profesionales de la salud mental reconozcan y aborden la vergüenza en el proceso terapéutico para facilitar la recuperación y el crecimiento personal.
Dado su impacto en diversas patologías psicológicas, la vergüenza debe ser comprendida desde una perspectiva multidimensional que abarque factores biológicos, psicológicos y sociales. La investigación futura debería centrarse en explorar con mayor profundidad las diferencias individuales en la experiencia de la vergüenza y su relación con trastornos específicos. Además, es fundamental desarrollar programas de intervención temprana que ayuden a las personas a manejar de manera saludable esta emoción desde edades tempranas, reduciendo así el riesgo de problemas psicológicos a largo plazo.
En conclusión, la vergüenza puede ser tanto un mecanismo adaptativo como una barrera para el bienestar psicológico. Su adecuado manejo en el ámbito clínico y social permitirá a los individuos desarrollar una autoimagen más saludable y relaciones interpersonales más satisfactorias.
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Referencias:
Andrews, B., Qian, M., & Valentine, J. D. (2002). Predicting depressive symptoms with a new measure of shame: The Experience of Shame Scale. British Journal of Clinical Psychology, 41(1), 29-42.
Crasny Zyman, D. (2021). La vergüenza en la psicopatología y su abordaje terapéutico. Universidad Pontificia Comillas. https://repositorio.comillas.edu/xmlui/bitstream/handle/ 11531/50827/TFG%20-%20Crasny%20Zyman%2c%20Daniel.pdf?sequence=1&isAllowed=y
Fessler, D. M. T. (2004). Shame in two cultures: Implications for evolutionary approaches. Journal of Cognition and Culture, 4(2), 207-262.
Gilbert, P. (1998). What is shame? Some core issues and controversies. En P. Gilbert & B.
Andrews (Eds.), Shame: Interpersonal behavior, psychopathology, and culture (pp. 3-38).
Oxford University Press.
Lee, D. A., Scragg, P., & Turner, S. (2001). The role of shame and guilt in traumatic events:
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Lewis, H. B. (1971). Shame and guilt in neurosis. International Universities Press. Neff, K. D. (2003). The development and validation of a scale to measure self-compassion. Self and Identity, 2(3), 223-250.
Tangney, J. P., & Dearing, R. L. (2002). Shame and guilt. Guilford Press.
Tangney, J. P., Miller, R. S., Flicker, L., & Barlow, D. H. (1992). Are shame, guilt, and
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Psicóloga residente del centro de Psicología Canvis Graduada en Psicología- Universitat Ramón Llull-Blanquerna
Máster General Sanitario- Universidad Internacional de Valencia (VIU) Máster Clínico y de Psicoterapia Infanto-Juvenil- ISEP