La crianza de los hijos es uno de los factores más determinantes en el desarrollo de la personalidad de los niños. A lo largo de la investigación, se ha demostrado que los estilos de crianza, las prácticas parentales y las interacciones emocionales entre los padres y los hijos tienen un impacto profundo en el desarrollo de características como la autoestima, la autorregulación, la empatía y el comportamiento social. Este artículo explora las distintas teorías psicológicas que abordan el papel de los padres en la formación de la personalidad infantil, incluyendo los modelos de crianza autoritario, permisivo, y democrático. Los estudios muestran que una crianza positiva y equilibrada contribuye significativamente a la formación de individuos con mayor bienestar emocional y habilidades sociales, mientras que estilos de crianza disfuncionales pueden derivar en problemas de conducta y dificultades emocionales a largo plazo. Se concluye que la intervención temprana y el apoyo a los padres son esenciales para promover un desarrollo saludable y armónico en los niños.
Palabras clave: Crianza, personalidad infantil, estilos de crianza, desarrollo emocional, desarrollo social.
Introducción
La personalidad de los niños, se desarrolla a través de la interacción de tres factores principales: biológicos, sociales y ambientales. Entre estos, la crianza ocupa un papel primordial, ya que las interacciones tempranas entre los padres e hijos, son el primer marco de referencia de interacción y de formación de la personalidad. Los estudios sugieren que los estilos de crianza, las prácticas parentales y la calidad de las relaciones afectivas influyen significativamente en el desarrollo de las características personales, la autorregulación emocional y la conducta social (Baumrind, 1991; Maccoby & Martin, 1983). La familia, es uno de los factores más importantes dentro del contexto social y de desarrollo de la vida de las personas (Vargas-Rubilar & Arán-Fillippetti, 2014 citado en Fuentes Vilugrón, G. A. 2022). Forma un grupo que tiene como objetivo construir un escenario adecuado para el desarrollo de las personas y sustentarlas en su proceso de aprendizaje.
Este artículo explora cómo los diferentes estilos de crianza impactan la formación de la personalidad infantil, y cómo los enfoques positivos o negativos pueden determinar el bienestar emocional y social de los niños.
Teorías de la crianza y su influencia en la personalidad
Según la psicología del desarrollo, existen varios estilos de crianza parentales, que jugarían un papel crucial en lo que denominamos como moldeado de la personalidad. Los padres desempeñan un papel fundamental en el desarrollo de sus hijos y son los primeros en aplicar los estilos de crianza, los cuales tienen un impacto directo en los procesos de socialización (Izzedin & Pachajoa, 2009; Henríquez, 2014; Carrión, 2015 citado en González y Jorge 2017).
Diana Baumrind (1966), definió tres estilos de crianza: autoritario, permisivo y democrático. Cada uno de estos estilos tiene diferentes implicaciones para el desarrollo emocional y social de los niños.
El estilo autoritario, se caracteriza por una alta exigencia y una baja calidez. Los niños criados bajo este estilo tienden a desarrollar una personalidad más sumisa y, en muchos casos, presentan dificultades en la auto-regulación emocional y el manejo del estrés. Según Baumrind (1966), estos niños tienden a ser más propensos a la ansiedad y la depresión, ya que no han tenido la oportunidad de desarrollar habilidades para manejar conflictos de manera autónoma.
En cuanto al estilo permisivo, encontramos un estilo de crianza de baja demanda y alta respuesta. Muestran afecto incondicional, pero imponen pocas reglas o exigencias. Aunque estos niños suelen desarrollar una autoestima más alta y una sensación de ser queridos, pueden experimentar dificultades en el desarrollo de la autorregulación emocional y en la gestión de conflictos. Según Maccoby y Martin (1983), los niños que se han criado con un estilo permisivo pueden crecer con dificultades para aceptar límites y normas sociales, lo que podría llevar a problemas de comportamiento y a una falta de habilidades para interactuar de manera adecuada en entornos sociales.
Finalmente, el estilo democrático o autoritativo, es aquel que se caracteriza por un equilibrio entre el afecto y la disciplina. Alta demanda y alta respuesta. Los padres autoritativos establecen expectativas claras pero también ofrecen apoyo emocional y fomentan la autonomía. Este estilo de crianza ha sido asociado con el desarrollo de una personalidad equilibrada y emocionalmente saludable. Los niños criados en este entorno suelen ser más competentes socialmente, emocionalmente estables y tienen una mayor capacidad para manejar el estrés (Baumrind, 1991; Robinson, Mandleco, Olsen, & Hart, 2001).
Según los estudios de Baumrind realizados en las décadas de 1960 y 1970, se ha observado que, en términos generales, el estilo de crianza autoritativo o democrático se asocia con resultados más favorables en el desarrollo infantil. En cambio, el estilo de crianza autoritario tiende a generar efectos negativos, como un bajo rendimiento académico e incluso síntomas depresivos (Baumrind, 1966 citado en Rafael, R., Castañeda, S. 2021)
Esta tipologia ha sido muy utilizada; no obstante según Schaefer (1997) citado en Jorge & González (2017) resulta limitada dado que no examina la posibilidad del estilo sobreprotector, el cual se caracteriza por la demanda y la respuesta parental llevadas a un grado extremo.
El impacto de la calidad de la crianza en la personalidad infantil
La familia es el primer grupo social responsable de la socialización primaria de los niños y niñas, dentro de un espacio simbólico compartido y ya establecido, conocido como cultura. Es una institución social que está marcada por una serie de «factores sociales, políticos, estructurales e ideológicos», los cuales influyen y afectan las relaciones que se desarrollan en su interior (Varela, Chinchilla, & Murad, 2015 citado en Jorge & González 2017). Además de los estilos de crianza, la calidad de las interacciones emocionales entre los padres y los hijos juega un papel crucial en el desarrollo de la personalidad. La capacidad de los padres para proporcionar un ambiente emocionalmente seguro y consistente puede influir en la formación de características como la confianza, la empatía y la autorregulación.
La teoría del apego de Bowlby (1969) citado en Ainsworth (1979) subraya la importancia de la relación temprana con los cuidadores principales. Un apego seguro, caracterizado por una relación afectiva estable y receptiva, proporciona una base sólida para el desarrollo de la confianza y la autoestima en los niños. Los niños que experimentan un apego inseguro, ya sea evitativo o ambivalente, pueden enfrentar mayores dificultades para regular sus emociones y establecer relaciones sociales saludables.
Como resultado de las dinámicas socioculturales actuales, los padres juegan un papel crucial en la formación de sus hijos a través de la crianza, con el objetivo de moldear su comportamiento, creencias y afectos, entre otros aspectos. Este proceso implica áreas clave en el desarrollo de niños y adolescentes, como la autorregulación emocional y la promoción de habilidades sociales, intelectuales y afectivas (Diaz-Camargo et.al. 2020). La crianza parental consistiría en la transmisión de hábitos y el proceso de formación de los hijos, el cual, aunque está influenciado por la experiencia previa de los padres, también depende de factores biológicos y sociales. Estos elementos contribuyen a la configuración de estructuras de personalidad únicas que pueden impactar en el desarrollo psicológico y social de los niños.
En este contexto, es fundamental la relación con ambos padres, la implicación activa de los dos en el proceso de crianza, la disponibilidad de apoyo que el adolescente percibe, y, en general, la presencia de una comunicación efectiva. Estos factores son clave para garantizar un adecuado respaldo tanto instrumental como emocional por parte de ambos progenitores (Rodrigo, M; Máiquez, M; García, M; Mendoza, R; Rubio, A; Martínez, A y Matín, J, 2004 citado en Isabel, J., & Cruz, N. 2018).
De esta manera, los padres que brindan apoyo y afecto a sus hijos, fomentan la comunicación dentro del hogar, establecen normas familiares y promueven su cumplimiento mediante el razonamiento inductivo como técnica disciplinaria, tienen más probabilidades de educar a hijos sociables, cooperativos y autónomos (Alonso y Román, 2005; Lila y Gracia, 2005 citado en Isabel, J., & Cruz, N. 2018). Las dimensiones de control, afecto e involucramiento en la crianza de los hijos son aspectos clave en su educación y representan las variables que mejor predicen un estilo educativo positivo y la calidad de las relaciones entre padres e hijos.
Por otro lado, diversas investigaciones han encontrado una relación significativa entre el estilo de crianza autoritativo y el desarrollo de las habilidades sociales en los niños. El estudio de Mensah y Kuranchie (2013) citado en Rafael, R., Castañeda, S. (2021) realizado con niños y adolescentes en edad escolar, concluye que una crianza fundamentada en la comprensión, la confianza mutua y el acuerdo genera comportamientos socialmente aceptables. En contraste, un enfoque de crianza basado en reglas estrictas, amenazas, castigos y rigidez resulta en conductas antisociales.
Implicaciones prácticas y conclusiones
Los resultados de la investigación sobre la influencia de la crianza en la personalidad infantil tienen importantes implicaciones prácticas. Los profesionales de la salud mental pueden utilizar esta información para diseñar intervenciones orientadas a apoyar a los padres en la adopción de estilos de crianza más efectivos y saludables. Además, las políticas públicas deberían fomentar programas de apoyo a la crianza, especialmente en comunidades vulnerables, para garantizar que todos los niños tengan acceso a un entorno familiar que favorezca su desarrollo emocional y social.
En conclusión, la crianza tiene un impacto profundo en la formación de la personalidad infantil. Los estilos de crianza autoritarios, permisivos y democráticos tienen efectos diferenciados en la autoestima, la autorregulación emocional y las habilidades sociales de los niños. Una crianza afectiva, consistente y adaptativa contribuye significativamente al bienestar emocional y al desarrollo equilibrado de la personalidad. Es crucial que los padres sean conscientes de su influencia en el desarrollo de sus hijos y adopten prácticas que favorezcan el crecimiento emocional y social de los mismos.
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Referencias Bibliográficas
Ainsworth, M. D. S. (1979). Infant–mother attachment. American Psychologist, 34(10), 932–937. https://doi.org/10.1037/0003-066X.34.10.932
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Díaz-Camargo, E., Lucenith Medina, J. L., Chaparro-Suarez, Y., Alfaro, L., Numa-Sanjuan, N., & Riaño-Garzón, M. (2020). Estilos de personalidad y prácticas de crianza en padres de familia.
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Isabel, J., & Cruz, N. (2018). Estilos de crianza y su relación con la personalidad de los estudiantes de 3ro y 4to de secundaria de la institución educativa José Carlos Mariátegui. Psicología Humana. https://hdl.handle.net/20.500.12990/9685
Jorge, E., & González, M. C. (2017). Estilos de crianza parental: una revisión teórica. Dialnet. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7044268
Maccoby, E. E., & Martin, J. A. (1983). Socialization in the Context of the Family: Parent-Child Interaction. In P. H. Mussen, & E. M. Hetherington (Eds.), Handbook of Child Psychology: Vol. 4. Socialization, Personality, and Social Development (pp. 1-101). New York: Wiley.
Rafael, R., Castañeda, S. (2021). Revisión teórica de los estilos de crianza parental. Trabajo de Investigación para optar el grado académico de Bachiller en Psicología, Escuela Académico Profesional de Psicología, Universidad Continental, Lima, Perú.
Psicóloga residente del centro de Psicología Canvis Graduada en Psicología- Universitat Ramón Llull-Blanquerna
Máster General Sanitario- Universidad Internacional de Valencia (VIU) Máster Clínico y de Psicoterapia Infanto-Juvenil- ISEP