Diez mitos sobre iniciar un proceso terapéutico.
Durante mucho tiempo se ha considerado la salud mental como tema tabú. Aunque actualmente ir a un Psicólogo o Psiquiatra se empieza a normalizar, parte de la sociedad es escéptica; se niega a ir por el qué dirán o bien no aceptan y evitan que su círculo más allegado se pueda enterar que necesitan o han necesitado de un apoyo psicológico.
Actualmente en nuestra sociedad siguen presentándose estigmas que hace que no se acabe de ver la importancia de cuidar nuestro bienestar emocional. Y es que a causa de la pandemia, uno de cada cinco españoles ha presentado síntomas clínicamente significativos de ansiedad (19,6%), depresión (22,1%) y estrés postraumático (19,7%). Sintomatología que con el tiempo ha ido en aumento, duplicándose en personas con problemas previos de salud mental y en grupos de personas afectadas por pérdidas personales y laborales (Valiente et al., 2020).
Es por este motivo que, dada la situación actual, en este Blog queremos incluir algunas de las creencias que todavía repercuten de manera negativa en la psicoterapia; tanto en la figura del psicólogo como en la visión presentada en nuestra sociedad. Eliminando miedos e inseguridades y motivando a iniciar un proceso terapéutico que ayude a recuperar poco a poco un bienestar emocional:
Lo que me pueda decir el psicólogo, ya lo sé
Es importante conocer lo que nos pasa, pero no será suficiente para que nosotros mismos, sin ayuda, podamos resolverlo. Quizás sí que hubo situaciones en las que pudiste superarlas solo, pero no siempre los recursos que nos han ayudado en otras ocasiones son suficientes; incluso si ahora en el presente nos encontráramos con una situación similar a la del pasado que hayamos afrontado. Por lo tanto, la figura del psicólogo o psicoterapeuta nos puede ayudar a presentar otra perspectiva y darnos aquellos recursos para que, por nosotros mismos, podamos enfrentarnos a la nueva situación que nos produce malestar.
Y es que a veces, sabemos que tenemos que cambiar, o sabemos cuál es la forma de hacerlo, pero no nos atrevemos o no estamos lo suficientemente motivados para ello. Además, que en otras ocasiones, podemos pensar que “sabemos” los cambios a realizar para solucionar nuestros problemas, pero cuando llevamos a término la acción para cambiar, lo que conseguimos es que este problema persista y nos frustramos cada vez más, empeorando nuestro malestar. Es por este motivo que el psicólogo, como agente externo, tiene una visión más objetiva para solucionar el problema, aportando soluciones nuevas que no te habías planteado, siendo más eficaces. Ayudándote también a gestionar miedos implicados en la toma de decisiones personales.
Si tienes un buen apoyo familiar, no necesitas ir al psicólogo
El apoyo familiar y social siempre será importante tenerlo, pero ellos a veces no pueden tener recursos y estrategias suficientes para que podamos recuperar nuestro bienestar. Donde no solamente el malestar nuestro no revierte, sino que también ellos pueden salir perjudicados sintiendo una culpabilidad al no ofrecer la ayuda que les gustaría, apareciendo una claudicación familiar y por lo tanto agravando nuestro estado ya que se puede observar una dificultad para mantener una comunicación positiva y una respuesta adecuada a nuestras necesidades. Por ejemplo, a veces, pueden bloquearnos más ante su necesidad de que nos recuperemos pronto, no sintiéndonos comprendidos. Pudiendo dar visiones propias y no realistas de la situación que podemos estar experimentando. Por lo tanto, la claudicación puede iniciar también procesos de ansiedad y tristeza en nuestros familiares.
Solamente van al psicólogo las personas que son débiles e inseguras
Actualmente, todavía existe la creencia de que no somos fuertes si no somos capaces de conseguir nuestro bienestar emocional por nosotros mismos. ¿Pero por qué no pedimos ayuda para los problemas de salud mental, igual que hacemos con los problemas físicos? Si presentamos una fractura de tobillo, acudimos inmediatamente al médico para que nos derive al traumatólogo. Sin embargo, si presentamos un problema de ansiedad, nos cuesta mucho más acudir al centro asistencial o consulta. Y es que, hay que ser fuerte para pedir ayuda. Es de valientes ser conscientes que hay algo que nos está produciendo malestar, que nos está limitando a nivel funcional y emocional. El psicólogo es un profesional sanitario especializado que con sus conocimientos, experiencia y técnicas adecuadas podrá ayudarnos a encontrar nuevamente ese equilibrio emocional y físico al disminuir la somatización en nuestro cuerpo. Por lo tanto, desde esta perspectiva, ir al psicólogo se considera más un acto de responsabilidad que una señal de debilidad.
Va al psicólogo gente con trastornos graves como la esquizofrenia
Todos podemos atravesar una mala situación que nos puede acabar desbordando por no tener recursos suficientes y que junto con la ayuda de un profesional podemos superar. En el ámbito de la salud mental hay un amplio abanico de problemas y sintomatologías: En ocasiones un estado de estrés y angustia por situaciones que para nosotros son complicadas de gestionar, sea en el ámbito laboral, social o familiar, nos puede acabar perjudicando y desencadenar de manera progresiva insomnio, falta de apetito, un estado de alerta, sudoraciones, falta de energía… Síntomas que si se mantienen en el tiempo pueden derivar en un problema ansioso o depresivo. Y es que como hemos visto al inicio del artículo, a causa del Covid-19, entre un 20-22% de población presentó trastornos de ansiedad y depresión en la primera fase de la pandemia, cifras que han indo incrementado durante este año. En Europa, según la OMS, muestran que alrededor de un tercio de las personas adultas reporta niveles de angustia y entre la población más joven, esa cifra llega a 1 de cada 2 personas (CSME, 2012). Por lo tanto, actualmente todos los trastornos son importantes y es bueno además hacer una prevención de ellos cuando por diferentes situaciones nos empezamos a desbordar, sintiendo que no tenemos las suficientes herramientas para gestionarlos. Además, en muchas ocasiones, se puede ir al psicólogo sin presentar ninguna sintomatología, simplemente para realizar un crecimiento y aprendizaje para saber gestionar mejor las emociones, relaciones familiares o decisiones personales.
Puedo recurrir al psiquiatra sin ir al psicólogo.
El psiquiatra puede prescribir medicación para disminuir la sintomatología presente y explicar qué ocurre, pero no ayudarnos a solucionar el problema. Psiquiatra y Psicólogo siempre se complementarán; formarán un equipo como puede ser un Fisioterapeuta y Médico. Por ejemplo, en la recuperación de una fractura de tobillo, en muchas ocasiones el médico se encargará de recetar los analgésicos adecuados para que la rehabilitación pueda realizarse de manera progresiva y sea eficaz. En atención primaria, muchas de las primeras derivaciones al CSM (Centro de Salud Mental de Adultos), la primera visita es realizada por un profesional psicólogo (32,7%) y no psiquiatra (67,3%) teniendo en cuenta el tipo de problemática y si ya la persona presenta medicación de base o no (Tejedo., 2018).
El psicólogo me puede reñir por lo que me pasa
El psicólogo no riñe, no aconseja y no juzga a la persona. Simplemente intentará comprenderte, acompañarte y ayudarte a trabajar en aquellos pensamientos, conductas y emociones que te provocan sufrimiento, ofreciéndote recursos y estrategias que te permitan recuperar tu bienestar nuevamente de manera progresiva.
El psicólogo puede remover mi pasado y sentirme peor
Uno no se siente peor removiendo el pasado. Sí que en muchas ocasiones es irremediable intervenir a través de la exploración del pasado de la persona. Conectando con emociones que a veces pueden ser muy intensas, pero el psicólogo presenta técnicas y estrategias suficientes para recoger todas ellas y trabajarlas para que poco a poco la persona sea capaz de encontrar su bienestar nuevamente. Además, no siempre los psicólogos actúan para resolver los problemas en el pasado de la persona, solamente intervienen sobre ellos si lo consideran necesario para la efectividad del tratamiento terapéutico. Por ejemplo, una persona que sufre crisis de ansiedad, se trabajará con técnicas de relajación previamente para disminuir su estado de angustia.
Soy hombre y no puedo permitirme pedir ayuda
La construcción cultural de género, durante siglos, ha clasificado los roles de género en masculino y femenino. Donde cada uno de estos grupos tradicionalmente presentaba unas características definitorias. Entre los rasgos del género masculino, siempre ha destacado en el mundo emocional la asociación de la debilidad con la falta de autosuficiencia. Porque si el hombre tenía problemas, estaba en la obligación de resolverlos solo. Sin permitirse el llorar y el expresar a los demás cómo se sienten. Refugiándose en muchas ocasiones en el trabajo y en uso de sustancias como el alcohol. Hoy en día, los hombres también necesitan sentirse cómodos con sus emociones, pudiendo comunicarlas sin sentirse juzgados. Pidiendo ayuda psicológica cuando la necesiten.
El tiempo lo cura todo
En muchas ocasiones el tiempo nos puede ayudar a ver las situaciones desde otra perspectiva. Pero el tiempo por sí mismo, no tiene propiedades terapéuticas. En muchas situaciones sí que puede permitir gestionar mejor nuestras emociones y acciones. Pero hay casos en los que el paso del tiempo puede contribuir a empeorar el estado de la persona, siendo más difícil la intervención terapéutica. Por ejemplo, si nos caemos y nos hacemos una herida, puede ser que en poco tiempo y sin hacer nada pueda cicatrizar bien. Pero, a veces, la herida puede no cicatrizar con el tiempo, infectándose. Empeorando y doliendo más; necesitando de una intervención más compleja y delicada.
Ya inicié un proceso terapéutico y no me fue bien
En muchas ocasiones, se inicia intervención terapéutica con un profesional con el que sentimos que no hay vínculo y eso no quiere decir que sea culpa nuestra. En ocasiones, puede que el profesional no sea el adecuado ya que el modelo con el que trabaja, no se adapta a nosotros. No realizando los progresos que nos gustaría. Pero esto no significa que otro profesional y desde otro modelo terapéutico no nos pueda realizar una intervención más adecuada. Depende del malestar que presentemos, como hemos explicado anteriormente, en muchas ocasiones es importante trabajar e indagar en el pasado. Y en otras ocasiones, necesitamos explorar el presente y utilizar técnicas y estrategias para reducir la sintomatología presente. Lo mismo ocurre con los analgésicos. Para un problema de cefalea, hay algunas personas que preferirán un Paracetamol y otras mejor un Nolotil o Ibuprofeno. Y es que, en la práctica clínica, teniendo en cuenta mi experiencia profesional como psicoterapeuta, en muchas ocasiones han acudido personas que ya han realizado algún proceso terapéutico con el que no han conectado, y por lo tanto, la intervención no les ha sido eficaz. Buscando un tratamiento psicológico alternativo.
Entonces, teniendo en cuenta lo comentado ¿En qué ocasiones podríamos consultar a un psicólogo?
- Cuando presentemos algún malestar físico que persiste durante un tiempo: Cefalea, taquicardia, hiperventilación, sudoraciones, apatía, insomnio, náuseas, falta de concentración, falta de placer, pesadillas recurrentes, atracones, falta de apetito, dolor en articulaciones…
- Cuando presentamos algún malestar emocional que excede en intensidad, duración y frecuencia: llanto, rabia o estrés persistente…
- Cuando somos conscientes que estamos presentando dificultades funcionales en nuestro día a día a nivel familiar, social y laboral: Evitación a la hora de relacionarnos con los demás presentando un aislamiento, aumento de conflictos a nivel familiar, bajo rendimiento en el ámbito laboral o escolar…
- En situaciones que a la larga nos pueda comprometer nuestro bienestar emocional, físico y funcional: Toma de decisiones, consecución de objetivos, muerte de un ser querido, una separación importante como la de una pareja, pérdida o acoso laboral/ escolar…
- Cuando queramos realizar un aprendizaje y crecimiento personal para saber gestionar mejor las emociones, comunicación en nuestras relaciones, autoconocimiento…
¿Qué ofrecemos en Canvis?
En Canvis, ofrecemos talleres y sesiones individuales en adultos y adolescentes, así como en parejas y familias para poder recuperar nuestro bienestar emocional, físico, funcional y social. Trabajando en:
- Trastornos del sueño.
- Dolor crónico.
- Trastornos del estado de ánimo.
- Trastornos de ansiedad y estrés.
- Trastornos alimenticios.
- Mujeres víctimas de una violencia de género.
- Situaciones traumáticas en la infancia/adolescencia, apego, pérdidas.
- Trastornos de conducta, control de impulsos.
- Conflictos relacionales, mejora de la comunicación.
¿Teníais presentes estas creencias? ¿Después de esta lectura, para vosotros ir al psicólogo continúa siendo un tema tabú? ¿Sois conscientes del malestar físico o emocional que presentáis? ¿Habéis experimentado alguna situación traumática que creáis que os está comprometiendo en vuestra vida?
¿Habéis acudido a un psicólogo en alguna ocasión y no ha sido como esperabais? ¿Creéis que ha llegado el momento de iniciar un proceso terapéutico? Cualquier duda o problema que tengáis no dudéis en poneros en contacto con nuestro equipo de Canvis.
Bibliografía
Confederación Salud Mental España. (2021, Marzo). La salud mental de la población española cae en picado durante la pandemia y debajo no hay red.
Tejedo, A. (2018). Análisis Comparativo de las derivaciones desde Atención Primaria de salud a salud mental: Atención Psicológica y Atención Psiquiátrica. Informaciones Psiquiátricas, (232), 23-50.
Pascual, J. 5 mitos sobre el psicólogo y 3 sobre el psicólogo estratégico. Júlia Pascual.
Valiente et al., (2020). Estudio nacional representativo de las respuestas de los ciudadanos de España ante la crisis de Covid-19: respuestas psicológicas. [Univerdidad Atónoma de Madrid].
https://www.ucm.es/tribunacomplutense/revcul/tribunacomplutense/doc24997.pdf
Psicóloga residente en centro Canvis en 2021 con número de colegiada: 26980.
Actualmente cursando Máster General Sanitario en Universidad Internacional de la Rioja (UNIR).
Postgrado en Terapia Breve y Estratégica en Universidad de Girona (UdG).
Diplomada en Enfermería y Máster en Cuidados en la Atención Primaria (Universidad de Barcelona).