Muchas veces escuchamos decir, tengo el estómago cerrado, siento mariposas en el estómago. ¿Será verdad que el intestino regula nuestras emociones?, ¿Qué sabemos sobre el intestino y la somatización? ¿Qué es el colon irritable? ¿Cómo podemos mejorarlo? Intentaremos contestar a todas estas preguntas en este artículo.
Nuestro segundo cerebro tiene una red de más de cien millones de células nerviosas, una cifra más elevada que las neuronas de la médula espinal, entre el intestino delgado y grueso alcanzan una longitud entre 8 y 12 metros aproximadamente, en nuestras tripas se almacenan sustancias químicas y gran parte de ellas idénticas a las que se encuentran en el sistema nervioso central (SNC), dopamina, acetilcolina, serotonina, todas ellas ayudan a regular el estado emocional, psicológico y bienestar físico.
Actualmente sabemos que el 90% de la serotonina la obtenemos de nuestro cerebro intestinal, es la hormona del bienestar y ayuda a regular en el vientre el tránsito intestinal, el sistema inmunitario, esta misma viaja mediante el nervio vago de forma ascendiente y se traspasa por la sangre, hay una comunicación directa entre el intestino y nuestro cerebro.
Por lo tanto, podemos decir que nuestro vientre también puede influenciar en nuestras emociones y su carencia afectaría a trastornos digestivos como (la acidez, el colon irritable, la colitis ulcerosa), simultáneamente a trastornos psicológicos como (la ansiedad, depresión, estrés).
Los científicos han descubierto que obtenemos benzodiacepinas de este mismo, estas son las que activan medicamentos ansiolíticos, con una función de dormir, tratar fobias, superar estrés y ansiedad.
No podemos hablar del segundo cerebro sin mencionar la microbiota intestinal o flora intestinal, es el órgano olvidado durante mucho tiempo no se le ha otorgado importancia y está compuesto por millones de microorganismos y bacterias que se encuentran en el intestino, este se encarga de la digestión, absorción de los alimentos, síntesis de vitaminas, homeostasis del organismo y es mediador de la respuesta inmune, entre otras funciones.
Somos seres más bacterianos que humanos, tenemos un adn más bacteriano que humano, llevamos en nuestro cuerpo unos 2 kilos de bacterias y estas generan el 30 % de nuestras calorías, como no podemos digerir gran parte de la comida que absorbemos, las bacterias la digieren por nosotros, así podemos sacar energía de ella.
Sin bacteria la supervivencia sería difícil. El mayor número de nuestro sistema inmunitario, está situado en el intestino y es educado por la propia bacteria que le informan de los posibles peligros.
Todo esto no es nuevo y nuestros antepasados ya trataban de cuidar el sistema endocrino (está formado por glándulas que fabrican hormonas y la liberan directamente en la sangre que incluye, hipotálamo, glándulas suprarrenales, páncreas, ovarios, el sistema digestivo, etc.).
¿Qué hacían y qué opinan otras tradiciones orientales?
En Egipto existía un cargo de médico que le llamaban el guardián del ano, este realizaba la limpieza de las tripas que era una parte fundamental en sus vidas, ya que creían que el estómago era el corazón, el órgano de los sentimientos y el entendimiento de la inteligencia.
En la medicina china, se dedican desde hace muchos años a regular la energía que circula de manera invisible, los órganos interactúan mediante el Qi (Chi), se dice que para encontrar la cura hay que encontrar el origen y su origen está en el vientre.
Los romanos lo asociaban a una claridad mental y de ideas.
Los taoístas piensan que el malestar que provoca el intestino es debido a situaciones existenciales no resueltas y este es el centro de las emociones y los alimentos.
No podemos dejar de mencionar al padre de la medicina, Hipócrates, “TODA ENFERMEDAD COMIENZA EN EL INTESTINO”.
¿Qué es la somatización?
Son síntomas que aparecen sin una causa justificada por el médico y se expresan en el cuerpo mediante molestias, dolor físico, dolores abdominales, generados por un conflicto no resuelto emocional y psicológico.
Antes le llamaban el síndrome de Briquet, (ahora somatización), es más frecuente en mujeres que en hombres. Las personas que lo padecen, suelen tener una queja continuada expresando el dolor y el malestar que sienten, relacionados con síntomas gastrointestinales, síntomas sexuales y dificultades respiratorias.
Nosotros nos centraremos en los síntomas gastrointestinales específicamente en el síntoma del intestino irritable (SII).
¿Qué es el Síndrome del intestino irritable (SII)?
Es un trastorno funcional gastrointestinal, sin causa orgánica conocida, se caracteriza por dolor abdominal, relacionado con la alteración en el hábito de eliminación (evacuatorio) y la sensibilidad visceral, produciendo, malestar, hinchazón, producidos por gases y espasmos intestinales (pueden llegar a ser muy dolorosos), vómitos, diarrea, estreñimiento y no es difícil poder explicar de forma clara el mecanismo que origina dicho síndrome.
Este malestar se extiende a todo el organismo, sin limitarse al tubo digestivo, también se le llama neurosis intestinal, esta enfermedad la padecen entre 10 y el 15% de la población y es más frecuente en mujeres que en hombres, a la vez se relaciona con una disminución de la calidad de vida y costes médicos.
¿Cómo son las personas con el colon irritable?
Varios estudios albergan que las personas con este síndrome suelen ser nerviosos, fóbicos, inseguros, con baja autoestima, se suelen hacer cargo de todo, perfeccionista, suelen tener mayor rigidez, depresión, fatiga, sentimiento de soledad, angustia, excesiva preocupación, quieren hacer las cosas de manera rápida y eficiente, problemas de concentración, algunos no saben expresar su afecto, agresividad y alteración del sueño, dicho todo esto no tienen por qué tener todas estos rasgos de personalidad.
Pueden haber tenido estresores sociales en su historia como abuso físico, sexual, maltrato infantil, episodios de violencia, muchos creen que la ansiedad o pánico y la depresión son la consecuencia directa.
Hoy en día padecemos de un ritmo de vida ajetreada y con mucho estrés, tensión y responsabilidades que atender, con esta situación de alarma el intestino grueso se contractura y se tensa de forma que impide el paso de las heces.
Nuestro cuerpo es sabio e intuitivo, muchas veces nos manda señales, pero no hemos aprendido a escucharlo, finalmente se manifiesta mediante el cansancio y el agotamiento, todo esto nos perjudica en las funciones sistemáticas y el sistema digestivo sin olvidar el humor y la productividad diaria.
El síndrome de colon irritable, tiene una elevada asociación con el estado psicoemocional es más se considera un trastorno psicológico que digestivo y puede variar de una persona a otra.
Muchas veces cuando estas personas acuden a consulta, llevan arrastrando este problema desde hace años y se encuentran en una situación desesperada, ya que por muchas pruebas que realizan no encuentran nada que les ofrezca una explicación lógica, para poder entender todo lo que les pasa, a pesar de que el dolor y el sufrimiento que arrastran es real y solo ellos lo saben.
El colon irritable se puede relacionar con otras enfermedades como, la fibromialgia, migraña, síntomas urinarios, dolor pélvico, dispareunia, fatiga crónica.
¿Cómo podemos tratar este tema?
Desde nuestra perspectiva consideramos que el ser humano es holístico y en esta sintomatología se precisa de un tratamiento multidisciplinario, por lo cual os ofrecemos varias pautas.
La expresión de las emociones es algo fundamental, para poder tener una salud física y emocional, desde la psicología podemos aprender a gestionar las emociones y así comprender su origen, para realizar cambios de conducta y hábitos con el objetivo de fomentar un mayor bienestar de salud, disminuyendo la ansiedad y el estrés.
La idea fundamental es poder seguir realizando una vida normal, reduciendo los síntomas para desarrollar actividades de la vida cotidiana sin esfuerzos.
Terapias alternativas
Mindfullness, meditación, técnicas de relajación y posturas de yoga pueden ayudar a mejorar la respiración y una relajación de los músculos y la zona abdominal.
Hidroterapia de colon, se trata de realizar una limpieza profunda del intestino grueso, la técnica consiste en introducir agua que ha sido purificada y filtrada, para poder eliminar los residuos y los gases acumulados, hay varios centros de nutricionistas en Barcelona que realizan dicha técnica.
Otro de los factores relevantes para mejorar el microbiota intestinal es cuidar la alimentación y saber que necesitan nuestras tripas.
Que se recomienda comer
Frutos secos, fruta y verdura fresca preferiblemente cocinada al vapor, avena, boniato, chufas, vino tinto, miel, grasas saludables (aceite de coco, aceite de oliva), pescado azul o pescado preparado al horno, aguacate, semillas, cacao, carnes sin grasa, algas, miso, kombucha, fermentar soja, fortalece el sistema inmunitario, kéfir, aceitunas, pepinillos, churcut, vinagre orgánico y de origen vegetal; como el ajo, cebolla cruda, jengibre, canela, cúrcuma y pimienta.
Los alimentos que más perjudican a nuestro sistema y gustan a la vez a nuestras bacterias son: harinas refinadas (pan, pasta, cereales de trigo), bebidas gaseosas, picante, productos azucarados, embutido, frituras, quesos curados y semi-curados, cafeína, alcohol, cervezas, legumbres, tomates, salsas, platos precocinados, refrescos, mermeladas, zumos embotellados.
Tomar infusiones después o antes de las comidas ayudan a aliviar las molestias y a generar mucosa, como (menta, salvia, caléndula, manzana, tomillo).
No solo es importante comer bien, si no saber cómo comer, fraccionar la comida en pequeñas cantidades cada 5 horas ayuda a realizar una buena digestión, se recomienda comer 5 veces al día de manera lenta masticando poco a poco, ya que si comemos rápido se puede ingerir aire y beber 2 litros de agua.
Antes de pasar al tratamiento psicológico, podemos decir que realizar deporte y no llevar una vida sedentaria, ayuda a la salud física y salud mental activando proteínas como la endorfina que genera felicidad y relajación.
Tratamiento psicológico
El síndrome de intestino irritable, afecta a la calidad de vida de manera física, laboral, social, anímica y emocional, la persona que sufre este síntoma, asume que su enfermedad es crónica y muchas veces se resigna y deja que las cosas pasen solas, después de haber intentado encontrar una solución y encontrarse en el mismo punto de partida.
Muchas personas tardan años en encontrar una solución, está muy claro que cada individuo tiene diferentes estrategias de afrontamiento e intenta usar todas las que puede, pero el desconocimiento de la causa orgánica genera incertidumbre e inseguridad.
Con todo lo que se ha dicho hasta ahora, varias investigaciones demuestran que hay una comorbilidad con otros cuadros psicológicos como la depresión, ansiedad, fobias, hipocondría y se considera favorable realizar terapia psicológica.
Gracias a esta se puede, cambiar el discurso narrativo interno y realizar una descarga emocional correcta sin desviarse al cuerpo, como una forma de solucionar el problema de manera inmediata, perjudicando a todo el organismo.
La terapia ayuda al paciente a darse cuenta de sus mecanismos de defensa evitando el contacto con el dolor e integrando mente- cuerpo, así como gestionar la ansiedad, el estrés y reforzar las conductas positivas que ayudan a llevar una vida equilibrada y prospera, realizando previamente una evaluación exhaustiva para trabajar de manera holística sobre dicha sintomatología.
Varios estudios e investigaciones acreditan que el estrés empeora la situación, se ha avalado por diferentes estudios que la psicoterapia mediante hipnosis, psicoanálisis y cognitivo conductual ayudan a mejorar dicho síntoma y a reestructurar la vida normal.
Por ejemplo, en hipnoterapia se intenta modificar la percepción sensorial de los estímulos viscerales, se ha podido comprobar su eficacia sobre el dolor y se produce una mejora de los síntomas, mediante técnicas de relajación con Hipnosis Ericksoniana.
Otra técnica para la somatización es interactuar con el síntoma, tratando de mover el dolor y jugar con el, variando la intensidad y de esta forma poder cambiar la percepción del dolor y dejar de alimentar el circulo del miedo viéndolo como una oportunidad para progresar.
Entendemos que no todo le funciona a todo el mundo, por lo cual cada persona necesitara un tratamiento personalizado.
Hipócrates, “NO SE TRATA DE ATENDER LA ENFERMEDAD QUE PADECE LA PERSONA SINO ATENDER EL SUFRIMIENTO.
En el Centro de Psicología Canvis de Barcelona, nuestro equipo de psicólogos te puede acompañar en el proceso terapéutico de reconocer los síntomas característicos de los problemas y realizar un proceso individual de crecimiento personal.
Graduada en psicología, Uned 2018
Master Psicología General Sanitaria (UCAVILA) -2021
Formada en terapia Gestalt (La Casa Ambar)-2019
Formación Técnica en violencia de Genero-2020