En las relaciones de pareja, cada miembro trae consigo creencias, normas y valores adquiridos a lo largo de su vida a través de la socialización y endoculturación (Matsumoto, 2007, citado en Doddoli, 2024). Por lo tanto, cada persona tiene su propia visión de lo que debe ser una relación de pareja, las reglas que deben seguirse (tanto implícitas como explícitas) y lo que considera valioso o esencial para el funcionamiento de la relación (Rage Atala, 1996, citado en Doddoli, 2024).

Este aprendizaje es único para cada individuo, lo que puede generar desacuerdos, pero durante la convivencia diaria, es posible mantener o modificar estas ideas para crear una nueva microcultura en la que pueda haber más coincidencias, o no (Díaz Loving & Sánchez Aragón, 2020, Doddoli, 2024).

Este proceso, requiere que ambos negocien para llegar a acuerdos sobre los nuevos significados, conductas aceptables o inaceptables, así como sobre lo que es fundamental para la vida en pareja (Solomon & Theiss, 2011). En este punto, pueden surgir desacuerdos en los que uno de los miembros busque que el otro coincida total o parcialmente con sus creencias, normas y valores, entre otros aspectos.

Las relaciones de pareja, aunque profundamente enriquecedoras, también pueden presentar desafíos derivados de las diferencias individuales de cada miembro. Uno de los aspectos más comunes que genera tensión, son las diferencias en los estilos de vida, especialmente en lo que respecta a los hobbies, horarios y prioridades. Estos factores, aunque aparentemente triviales, pueden influir considerablemente en la dinámica de una relación si no se gestionan adecuadamente.

Las diferencias individuales, fundadas en la naturaleza humana o estimuladas por el ambiente y la división del trabajo, que cada día se acentúa más con la evolución económico-social, son los factores que juegan principal papel en la evolución, no solo de las personas si no de las parejas. (Socarrás, 1945).

Estas diferencias pueden manifestarse en los intereses, hábitos, ritmos y aspiraciones de cada miembro, lo que puede generar tensiones, pero también oportunidades para el crecimiento mutuo y la complementación. La manera en que cada persona responde a su entorno, ya sea debido a la influencia de la educación, las experiencias previas o las presiones sociales, contribuye a la construcción de su identidad, lo que a su vez impacta en su relación de pareja.

A medida que las sociedades avanzan y se dividen cada vez más el trabajo según las especializaciones, también surgen nuevas dinámicas en la vida en pareja. La mujer y el hombre, por ejemplo, pueden tener expectativas y ocupaciones distintas debido a los cambios en los roles de género o a la exigencia de un equilibrio entre la vida profesional y personal. Estas transformaciones obligan a las parejas a redefinir constantemente sus relaciones y a negociar las funciones dentro del hogar, el tiempo libre y los compromisos sociales.

En este artículo, exploraremos cómo las parejas pueden manejar estas diferencias de manera saludable, priorizando la comunicación, el respeto mutuo y la flexibilidad, elementos esenciales para fortalecer la relación sin sacrificar la individualidad de cada persona.

Comprender las diferencias de Estilos de Vida:

El estilo de vida, sigue una lógica, en la que los comportamientos y actividades se ajustan entre sí, se combinan, y crean una apariencia de coherencia en la forma de actuar. En otras palabras, los estilos de vida alimentan y estructuran materialmente identidades. (Callejo, 2021).

Las parejas pueden tener visiones muy distintas sobre cómo disfrutar de su tiempo libre, cuáles son sus horarios ideales o qué aspectos de la vida deben tener mayor prioridad. Al principio de la relación, estos aspectos pueden parecer pequeños, pero con el tiempo pueden convertirse en fuentes de conflicto, si no se gestionan adecuadamente.

  • Diferencias en Hobbies y Pasatiempos: Cada persona tiene sus propios intereses y actividades que disfrutan hacer en su tiempo libre. Estas diferencias pueden manifestarse en actividades como el deporte, la lectura, las manualidades, hasta incluso los voluntariados. Si bien es posible compartir algunos de estos hobbies, también es importante reconocer que hay intereses personales que deben respetarse.

En lugar de ver estas diferencias como un obstáculo, las parejas pueden utilizar estos hobbies como una oportunidad para enriquecerse mutuamente.

  • Diferencias en horarios: Uno de los aspectos más frecuentes en una relación, es la diferencia de horarios. Si uno de los miembros de la pareja es madrugador y el otro noctámbulo, esto puede generar situaciones incómodas, como la falta de sincronización en las rutinas diarias o la sensación de que el tiempo juntos es limitado.
  • Diferencias en Prioridades: Las prioridades en una pareja son otro factor crucial que puede diferir notablemente. En algunos casos, uno de los miembros puede tener como prioridad su carrera profesional, mientras que el otro puede darle más importancia a la vida social o familiar. Este tipo de diferencias puede ser especialmente evidente en momentos de toma de decisiones importantes, como mudarse por motivos laborales o elegir entre pasar las vacaciones con la familia o ir de viaje en pareja.

Es fundamental hablar abiertamente sobre las prioridades de cada uno y buscar un equilibrio. Las diferencias en prioridades no son negativas en sí mismas, pero deben ser gestionadas de manera que ambos miembros de la pareja se sientan respetados.

La comunicación:

La comunicación es el pilar sobre el que se debe construir cualquier relación, y mucho más en aquellas donde existen diferencias de estilo de vida. La falta de comunicación puede llevar a malentendidos, resentimientos y conflictos innecesarios. Por eso, aprender a comunicarse de manera abierta y honesta es esencial para abordar las diferencias.

Un Estudio realizado por la Universidad Nacional de México en el año 2003, sobre patrones y estilos de comunicación en pareja, concluye que  la comunicación, es una fuente  fiable que muestra el aspecto emocional y actitudinal del estilo de comunicación de la persona  (y la percepción  de  su  pareja)  en  términos  de  las  formas  verbales  y  no  verbales,  lo  que  da    una  visión  más precisa, de la forma en que la persona  es o se  “sabe”  al  comunicarse (Aragon,2003). Por eso es preciso tener en cuenta:

  • Hablar abiertamente sobre necesidades y expectativas: Las parejas deben tener conversaciones sinceras acerca de lo que cada uno necesita o espera en su relación. Si uno de los dos siente que no está recibiendo suficiente tiempo de calidad debido a los horarios del otro, es importante que lo exprese sin culpas, pero con claridad.
  • Evitar la acusación y promover el diálogo constructivo: Es importante que las conversaciones sobre diferencias, no se conviertan en un ataque a la otra persona. En lugar de acusar, se deben formular declaraciones en primera persona, como “Yo me siento…” en lugar de “Tú nunca…”. Esto evita que la otra persona se ponga a la defensiva y promueve un ambiente más abierto para encontrar soluciones.
  • Escuchar con empatía: En el ámbito romántico, se ha observado que las habilidades empáticas, como la capacidad de comprender a la pareja y ponerse en su lugar, facilitan la interacción y permiten ver al otro como una persona única, de una manera más realista, sin atribuirle rasgos basados en expectativas personales (Sánchez,2016).

Una comunicación efectiva, no solo se trata de hablar, sino también de escuchar. Las parejas deben practicar la escucha activa, que implica no solo oír lo que el otro dice, sino también comprender sus sentimientos y puntos de vista. El respeto por las necesidades del otro ayuda a crear una atmósfera de apoyo y cooperación.

Establecer rituales y momentos de conexión:

A pesar de las diferencias de horarios, pasatiempos y prioridades, es fundamental que las parejas encuentren maneras de mantener su conexión. Establecer rituales y momentos especiales juntos; puede ser una excelente manera de fortalecer el vínculo.

  • El valor del tiempo juntos: A pesar de poder tener agendas complicadas, es esencial crear momentos dedicados exclusivamente a la pareja. Por ejemplo podemos crear una cita semanal hasta un rato diario para compartir algo significativo. Estos momentos no tienen que ser largos, sin embargo si deben ser de calidad.
  • Disfrutar de actividades en común: Encontrar actividades que ambos disfruten (ir a cine, la música, alguna aventura), puede ser un desafío; sin embargo también puede llegar a ser gratificante. Crear nuevos hábitos juntos o probar nuevas experiencias puede acercar aún más a la pareja.
  • Respetar los espacios del otro: Es importante que ambos miembros de la pareja, respeten el tiempo individual del otro. Aunque el tiempo juntos es crucial, también o es la capacidad de disfrutar actividades personales que los hagan sentir realizados y felices. Esto puede permitir que cada uno se sienta y mantenga individualmente feliz lo que se traduce en una relación más equilibrada.

Flexibilidad y Adaptación:

La flexibilidad se entiende como la capacidad de reconocer diferentes opciones para afrontar las demandas cambiantes de una situación y adaptarse a nuevas circunstancias, ajustando la conducta cuando sea necesario (Anderson, 1998), lo que implica modificar esquemas de acción o pensamiento (Ardila et al., 2015). Varela Macedo (1996) propone que la flexibilidad puede entenderse como:

  • Una habilidad social para adaptarse a distintos tipos de comunicación.
  • Un rasgo de personalidad que el individuo desarrolla para funcionar en la sociedad (Melgosa Enríquez & Díaz Guerrero, 1990).
  • Una actitud, que es la predisposición aprendida para responder consistentemente de manera favorable o desfavorable ante los cambios culturales, funcionando así como una estrategia para adaptarse a otra cultura (Hannigan, 1990).

A medida que pasa el tiempo, las parejas cambian tanto en circunstancias como en necesidades. La flexibilidad y la capacidad de adaptación son importantes para que la pareja se mantenga sólida.

  • Adaptarse al cambio: Los hobbies, las prioridades y los horarios, pueden cambiar con el tiempo. La relación debe ser flexible para adaptarse a estos cambios entre los que podemos encontrar por ejemplo: Un cambio de trabajo, un traslado a otra ciudad o el nacimiento de un hijo entre otros.
  • Aceptar que no todo es perfecto: Las expectativas poco realistas sobre cómo deberían ser las cosas pueden llevar a la frustración. Aceptar que la perfección no es necesaria, y que cada pareja tiene su propio ritmo y forma de funcionar, es clave para evitar conflictos innecesarios.

Por todo lo anterior podemos concluir,  que las diferencias en hobbies, horarios y prioridades son naturales en cualquier relación, y no necesariamente tienen que ser un obstáculo. Con una comunicación abierta, respeto mutuo, flexibilidad y momentos de conexión, las parejas pueden gestionar estas diferencias de manera saludable. Lo importante es mantener siempre el equilibrio entre la vida individual y la vida compartida, para que cada miembro de la pareja pueda crecer y sentirse realizado, mientras se fortalece la relación en conjunto.

Al final del día, las diferencias no son un desafío insuperable, sino una oportunidad para aprender, adaptarse y construir una relación más sólida y rica. Las parejas que logran gestionar las diferencias con amor y paciencia, son aquellas que encuentran un equilibrio perfecto entre el amor por sí mismos y el amor por el otro.

Si tú o alguien de tu entorno necesitan mayor información sobre este tema, puedes solicitar una primera sesión informativa en el Centro de Psicología Canvis de Barcelona. Disponemos de un equipo de Psicólogos que pueden ayudarte.

Referencias bibliográficas

Anderson, Cameron, John Angus D. Hildreth, and Laura Howland. «Is the desire for status a fundamental human motive? A review of the empirical literature.» Psychological bulletin 141.3 (2015): 574.

Aragón, Rozzana Sánchez, and Rolando Díaz-Loving. «Patrones y estilos de comunicación de la pareja: Diseño de un inventario.» Anales de Psicología/Annals of Psychology 19.2 (2003): 257-277.

Callejo, J. (2021). Identidad y estilos de vida.

Doddoli, Andrea Bravo, and Rozzana Sánchez Aragón. «Flexibilidad, Tolerancia y Adaptabilidad a la pareja: Creación y Validación de sus Medidas.» Revista del Centro de Investigación de la Universidad la Salle 16.61 (2024): 19-56.

Sánchez Aragón, Rozzana, and Magali Martínez Pérez. «Empatía en el contexto romántico: Diseño y validación de una medida.» Universitas Psychologica 15.1 (2016): 19-28.

Socarrás, J. F. (1945). Las diferencias individuales en psicología. Revista de la Universidad Nacional (1944-1992).

Solomon, Denise Haunani, et al. «Relational turbulence theory: Explaining variation in subjective experiences and communication within romantic relationships.» Human Communication Research 42.4 (2011): 507-532.