¿Qué es la fibromialgia?
La fibromialgia es una enfermedad crónica caracterizada por ocasionar dolor muscular en diversas partes del cuerpo y en el tejido fibroso (ligamentos y tendones). El dolor experimentado es difuso y no específico, ya que puede empezar en áreas localizadas y, posteriormente, extenderse de forma generalizada por el cuerpo.
La prevalencia de la fibromialgia en España se sitúa en alrededor de un 2,4% de la población adulta (mayor de 20 años). Su presencia es entre 6 y 8 veces más frecuente en mujeres que en hombres y la edad en que se suele presentar oscila entre los 35 y los 55 años.
Esta enfermedad es la causa más frecuente de dolor crónico generalizado de origen musculo-esquelético y se la considera una enfermedad reumática de partes blandas. A nivel diagnóstico, la fibromialgia está considerada un síndrome, por lo que el reumatólogo la diagnostica cuando encuentra que diversos de los síntomas de la paciente concuerdan con los criterios diagnósticos establecidos.
Sin embargo, la fibromialgia es una enfermedad muy difícil de diagnosticar puesto que muchos de sus síntomas coinciden con otras enfermedades. Además, en la exploración médica, no se encuentran alteraciones evidentes a nivel físico, ni tampoco en pruebas de imagen o laboratorio. Por este motivo, a lo largo de los años, la consideración de la fibromialgia como una enfermedad orgánica ha sido muy cuestionada.
Es muy habitual que las personas afectadas de fibromialgia se sientan incomprendidas, y es que esta dificultad en su diagnóstico frecuentemente se traduce en una larga rueda de múltiples especialistas, pruebas y visitas médicas hasta lograr recibir el diagnóstico correcto. Esta búsqueda del diagnóstico tiene una duración media de 7 años. De hecho, la fibromialgia no fue reconocida como enfermedad por la OMS hasta el año 1999 ya que, hasta entonces, se consideraba un trastorno somatomorfo por la falta de lesiones visibles y causas identificables.
Causa de la fibromialgia
A día de hoy todavía no se conoce cuál es la causa de este síndrome, pero los especialistas creen que son muchos los factores implicados.
Existen estudios que han comprobado que muchas de las personas afectadas por fibromialgia tienen una concentración menor de algunos neurotransmisores, como la norepinefrina y la serotonina. Esta alteración hace que se dé una reacción anómala en los circuitos nerviosos y las vías sensoriales del dolor, haciendo que su umbral del dolor sea muy bajo, motivo por el que sienten mucho dolor en circunstancias en que otra persona no lo percibiría así.
La fibromialgia, aún no siendo hereditaria de padres a hijos, suele tener un componente genético, hecho que hace sospechar que pueden existir algunas mutaciones que aumentan la probabilidad de padecer este trastorno. Se han realizado estudios de ADN a familiares de personas con fibromialgia y se han descubierto genes que podrían explicar por qué se hereda en las familias. Estos genes tienen que ver con la respuesta del sistema nervioso al dolor y, algunos de ellos, también están relacionados con la depresión y la ansiedad.
Por otra parte, existen casos en que las personas enferman sin causa aparente y otros en que la enfermedad comienza tras una infección, un traumatismo o una situación de estrés postraumático. En algunas ocasiones, la fibromialgia se ha relacionado con enfermedades reumatológicas, sustancias químicas e incluso con la sensibilidad al gluten.
Es frecuente que los eventos estresantes contribuyan al inicio y mantenimiento de la fibromialgia, especialmente sabiendo que se suele presentar acompañada de ansiedad y/o alteraciones del estado de ánimo, como veremos a continuación.
Síntomas presentes en la fibromialgia
Las personas con fibromialgia perciben ciertos estímulos neutros como dolorosos, por lo que hablamos en términos generales de una anomalía en la percepción del dolor.
Existen 18 puntos en el cuerpo llamados “puntos sensibles o gatillo”, que se caracterizan por ser los puntos más dolorosos para las personas con fibromialgia. El dolor por la presión en estos puntos puede llegar a ser insoportable para las personas afectadas. De hecho, para diagnosticar la fibromialgia, debe presentarse dolor en al menos 11 de los 18 puntos totales.
Sin embargo, no es el dolor el único síntoma generado por la fibromialgia. Esta enfermedad frecuentemente viene acompañada de otros síntomas como:
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- Fatiga crónica
- Insomnio o sueño de mala calidad
- Espasmos musculares
- Rigidez, especialmente por las mañanas
- Hinchazón mal delimitada en pies y manos
- Hormigueo en las extremidades
- Ansiedad
- Depresión
- Cambios de humor repentinos
- Dolor de cabeza
- Dolor menstrual
- Síndrome del colon irritable
- Sequedad en la boca
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Las personas que padecen fibromialgia se encuentran faltas de energía, “como si les hubiera pasado un camión por encima”, hecho que complica el llevar a cabo ejercicio físico regularmente. Además, si se trata de un ejercicio de mayor intensidad de lo habitual, suele causar dolor. Como consecuencia, la masa muscular se empobrece y desciende cada vez más el nivel de tolerancia al ejercicio, generando un círculo vicioso de empeoramiento en los síntomas.
¿Cómo se puede curar y/o tratar la fibromialgia?
Desafortunadamente, no existe una cura para esta enfermedad. Por ello, el tratamiento para la fibromialgia debe adaptarse al doliente, centrándose en aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida del paciente. El tratamiento suele ser multidisciplinar, abarcando el nivel físico, psicológico, farmacológico e incluso nutricional.
Tratamiento farmacológico
Es importante destacar que no hay ningún fármaco aprobado expresamente para tratar la fibromialgia ni en España ni en el resto de Europa. Sin embargo, se pueden emplear ciertos medicamentos para aliviar el dolor:
- Analgésicos: frecuentemente se usa paracetamol
- Antiinflamatorios no esteroideos (AINE): aspirina e ibuprofeno son útiles para disminuir el dolor muscular causado por la inflamación
- Antidepresivos: funcionan en pacientes con o sin depresión, dado que elevan algunas sustancias químicas cerebrales que forman parte de la modulación del dolor. Se utilizan generalmente los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), como la fluoxetina, la sertralina y la paroxetina.
- Ansiolíticos: se usan por su efecto relajante en la musculatura, también inducen el sueño y mejoran la ansiedad
- Anticomiciales: son medicamentos anticonvulsivos que se emplean en fibromialgia por su efecto analgésico
Tratamiento físico
El ejercicio físico terapéutico es clave para el tratamiento de la fibromialgia. El dolor y el cansancio suelen complicar esta tarea, pero es fundamental intentar ser lo más activo posible a nivel físico, adaptando el ejercicio a las posibilidades de cada uno. De hecho, los estudios indican que el ejercicio físico es uno de los mejores remedios para los síntomas de la fibromialgia y que una falta prolongada de ejercicio puede llevar a un empeoramiento de la sintomatología.
El consejo de los expertos es realizar ejercicio de forma muy gradual: empezar por actividad física suave e ir incrementando paulatinamente la intensidad y exigencia de los ejercicios. En general, los ejercicios más recomendados son los de bajo impacto, como andar e ir en bicicleta.
Los reumatólogos destacan que la actividad física en el medio acuático como la natación y el aquagym son particularmente eficaces para aliviar el dolor muscular en fibromialgia. Lo más aconsejable a nivel de frecuencia es realizar actividad física como mínimo tres veces por semana durante 30 minutos.
Además de la actividad física, existen múltiples terapias manuales para personas con fibromialgia. Algunas de ellas sólo pueden administrarlas los profesionales en rehabilitación física (como la terapia de los puntos desencadenantes), mientras que otras pueden practicarse en casa bajo supervisión e indicaciones profesionales (masajes, estiramientos, etcétera).
También resulta útil el entrenamiento de la postura para poder corregir los movimientos y hábitos que resultan dañinos para la musculatura, es un tipo de terapia que permite reeducar los músculos y las articulaciones para adaptar la postura y movimientos a otros menos dolorosos.
Tratamiento psicológico
Es muy importante ayudar emocionalmente a las personas que padecen fibromialgia a afrontar de manera correcta la enfermedad, así como acompañarlas en este proceso tan complicado.
En el centro sanitario de psicología clínica Canvis de Barcelona abordamos la fibromialgia desde las perspectivas de terapia individual y grupal.
La terapia individual va dirigida a aquellas personas que tengan deseos de sobrellevar y convivir con las enfermedades, tanto físicas como psíquicas, y relacionarse con ellas de la mejor manera posible. Pensamos que con la ayuda de un profesional especializado se pueden aliviar, tratar y entender los problemas que suponen un cambio, ruptura o fisura en la biografía personal, social o familiar.
A nivel de terapia grupal, disponemos un grupo para mujeres con fibromialgia y dolor crónico en el marco de los talleres para mujeres. Este grupo está indicado para mujeres:
- Edad comprendida entre los 30 y 60 años
- Con diagnóstico de fibromialgia
- Que sufran de fatiga crónica o dolor crónico
- Con diagnóstico de artritis reumatoide
- Que sufran una enfermedad autoinmune
- Que padezcan de intestino irritable
- Con motivación para tratar los conflictos emocionales
- Comprometidas a asistir a las sesiones
Psicóloga colegiada número 21461.
Grado en Psicología (Universitat de Barcelona).
Máster en Terapia Cognitivosocial (Universitat de Barcelona).
Máster en Psicología General Sanitaria (Universidad Internacional de Valencia).
Trabajo psicoterapéutico con adultos