La edad de jubilación, que ha aumentado de los 65 a los 67 años en la última reforma de las pensiones, no supone mayor repercusión sobre el estado anímico o la salud del jubilado siendo otras variables las más afectan.
Un factor determinante, es el grado de voluntariedad en que se haya producido la jubilación ya que la jubilación forzosa supone un cambio mucho más brusco a todos los niveles. Por lo tanto, el tipo de jubilación (voluntaria o involuntaria, anticipada o en el tiempo marcado, completa o parcial) influirá en cómo nos afectará mental y emocionalmente esta nueva etapa de la vida.
Según diversos estudios, el sexo del jubilado también determina el grado de afectación emocional y mental. Por lo general, los hombres llevan bastante peor la jubilación que las mujeres al ser ellas las que suelen compaginar su empleo con otras actividades cotidianas que se mantienen al dejar de tener un trabajo remunerado.
En aquellos casos en los que el jubilado tenga problemas de salud física, junto a los nuevos cambios que debe afrontar ante la situación de jubilación, es probable que la persona jubilada sienta que carece de control de su propia vida y del mundo que le rodea.
La jubilación supone tener todo el tiempo libre y aprender a planificarlo con actividades nuevas que generen sensación de satisfacción y plenitud personal. Es importante, además, fomentar las relaciones sociales evitando así la sensación de soledad, apatía, tristeza, aburrimiento y vacío.
La relación familiar y/o de pareja de las personas en edad de jubilación también se ve afectada por esta nueva realidad ya que, coincidirán y compartirán mucho más tiempo cada día, lo cual supone aprender a convivir de nuevo.
La existencia previa al momento de la jubilación de malas relaciones familiares y/o de pareja, es un factor de riesgo para una mala adaptación a esta nueva situación que puede fomentar el impacto emocional negativo y originar trastornos psicológicos.
Igualmente, el estado civil del jubilado también afectará al proceso de adaptación y a las posibles patologías asociadas a una jubilación negativa como es el caso de las personas viudas, solteras o divorciadas. En general, las personas casadas o en pareja se adaptan mejor.
Los jubilados con un círculo social y familiar reducido o inexistente, pueden comenzar un proceso de aislamiento que desemboca en el deterioro de las relaciones familiares y sociales. Aumentando en estos casos la sintomatología asociada al estrés y la depresión, así como los sentimientos de tristeza o apatía.
Tras toda una vida dedicada a un puesto de trabajo, llega el momento de jubilarse y dejar nuestro empleo perdiendo con ello una serie de beneficios asociados a la vida diaria de las personas empleadas: reducción de ingresos, reconocimiento profesional y estatus, rutinas y actividades planificadas, horarios preestablecidos, contactos sociales y metas comunes.
Todos estos cambios que experimentan los jubilados varían en intensidad y negatividad en función de diversos factores individuales que influyen en la forma en que alguien afronta su jubilación: aficiones ajenas al trabajo, tipo de trabajo realizado, número de relaciones sociales externas al entorno laboral, el nivel de satisfacción con su vida personal, el nivel educativo, los ingresos económicos, el estado de salud, las expectativas previas sobre el hecho de jubilarse, la mentalización y la capacidad de adaptación al cambio de cada persona.
El análisis de estos y otros factores, sirve a los psicólogos de Canvis para conocer el impacto emocional que la jubilación ha tenido en nosotros y cómo podemos adaptarnos a la nueva situación trabajando en el marco de la comunicación y de la asunción de la nueva realidad estableciendo estrategias de prevención ante los problemas emocionales que puedan surgir como la depresión, ansiedad o inestabilidad emocional.
Proporcionamos a todos los jubilados que confían en nuestro centro de psicología, técnicas de autocontrol, talleres de relajación, talleres para mejorar la autoestima o, el desarrollo de habilidades sociales permite a los jubilados articular mejor sus emociones y adaptarse a su nueva realidad.
Si estás jubilado y necesitas atención psicológica, pero crees que tu economía no te lo permite, contacta con nosotros y evaluaremos tu situación económica y personal concreta. En el centro de psicología Canvis de Barcelona queremos ayudar a todas las personas a recuperar su calidad de vida y bienestar mental con independencia de su nivel social y/o económico.
Queremos facilitar a todas aquellas personas jubiladas que deseen o necesiten iniciar un proceso terapéutico con nuestros psicólogos con parte de su coste subvencionado parcial por nuestro centro sanitario de psicología clínica.