Si padeces una depresión…
La depresión o también llamado trastorno depresivo mayor, forma parte de los trastornos del estado de ánimo incluidos en el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría). Se trata de uno de los trastornos psicopatológicos con más prevalencia y, además, suele ir acompañado de un deterioro de la calidad de vida del paciente que la padece y de las personas de su alrededor. Aproximadamente, un 15% de la población española sufre algún cuadro depresivo al largo de su vida, sin embargo, sólo un 40-50% de los pacientes con la sintomatología presente solicitan ayuda psicológica. Es una problemática que afecta a todos los grupos de edad, tanto a niños, a adolescentes, a adultos como a personas de tercera edad. Es más común encontrar la depresión en mujeres que en hombres. En las mujeres la depresión es más frecuente entre los 35-45 años, mientras que en los hombres la depresión suele aumentar con la edad.
El trastorno depresivo mayor es uno de los trastornos que forman el grupo de trastornos del estado de ánimo. Está caracterizado por al menos uno de los dos siguientes síntomas; un estado de ánimo deprimido constante y una pérdida de interés en realizar diferentes actividades del día a día. El padecer un trastorno depresivo no debe confundirse con situaciones concretas del día a día que producen tristeza o irritabilidad. Este trastorno se caracteriza por manifestarse durante períodos prolongados e incluso, de manera persistente en el tiempo.
Tratamiento para el trastorno depresivo
Actualmente, se han realizado numerosas investigaciones acerca del mejor tratamiento para el trastorno depresivo. Estas investigaciones han concluido que la mejor opción es la combinación de la terapia psicológica con el tratamiento farmacológico, sobretodo en casos dónde la sintomatología de la depresión es severa. La psicoterapia es una herramienta muy eficaz en todos los trastornos depresivos, ya que ese realiza un trabajo conjunto entre el terapeuta y el paciente, donde aprenden a identificar los factores que contribuyen a ese malestar emocional y diseñan técnicas que permiten relacionar y afrontar las causas psicológicas, conductuales, interpersonales y situacionales.
En cuanto al tratamiento psicológico para el trastorno depresivo mayor, actualmente existen varias terapias psicológicas que han demostrado su eficacia en el tratamiento de la depresión. La elección de una corriente psicológica u otra varía en función del paciente, de la formación del psicoterapeuta y del centro en particular. La pregunta acerca de qué tipo de psicoterapia es más eficaz debe centrarse en la motivación del paciente, pudiendo proporcionarle información sobre las diferentes características de los diferentes abordajes psicoterapéuticos, ya que la motivación es un factor muy importante para poder formar una buena alianza terapéutica y esta nos permite unos mejores resultados.
Una depresión no tratada, puede dar lugar a enfermedades físicas importantes y conlleva el deterioro de todas las esferas de la persona. Como consecuencia de no ser tratada, se pueden producir daños neurodegenerativos, ya que se reduce el tamaño de estructuras cerebrales como la corteza frontal, el tálamo cerebral el hipocampo y la amígdala. Además, puede darse un empeoramiento y cronicidad de los síntomas comentados en apartados anteriores. Por último, se puede sentir una pérdida del interés por la vida, aislamiento social, un aumento de los pensamientos de muerte y, por consiguiente, el suicidio.
¿Cómo se diagnostica el trastorno depresivo?
El diagnóstico del trastorno depresivo mayor se realiza mediante una entrevista entre el psicólogo y el paciente a fin de comprobar que cumple una serie de criterios establecidos en CIE-10 y DSM-5. Los criterios diagnósticos deben estar presentes durante el periodo de dos semanas y son los siguientes: estado de ánimo deprimido y pérdida de interés en realizar diferentes actividades del día a día. Además, puede surgir síntomas como, por ejemplo, una pérdida o aumento de peso, insomnio o hipersomnia, agitación o retraso psicomotor, fatiga o pérdida de energía, sentimientos de inutilidad y culpabilidad, disminución de la capacidad para pensar y concentrarse y pensamientos de muerte.
Es oportuno consultar solicitar ayuda psicológica cuando se detectan estos síntomas, ya que suelen causar un malestar y deterioro en el funcionamiento de la persona en el ámbito social y laboral. Una vez realizado el diagnóstico del trastorno depresivo, el terapeuta de Canvis diseña un tratamiento psicológico adaptado a las necesidades y características de la persona que solicita ayuda psicológica.
Síntomas del trastorno depresivo
La sintomatología es muy compleja y heterogénea, es decir, puede variar enormemente de una persona a otra. Por ejemplo, una persona puede sentir más tristeza y otra persona puede estar más irritable. En cuanto a la sintomatología en adultos, existen cuatro clasificaciones de síntomas y de áreas que pueden verse afectadas en la persona que padece un trastorno depresivo:
- Síntomas anímicos: tristeza, irritabilidad, nerviosismo, apatía (pérdida de la motivación), anhedonia (disminución de la capacidad para experimentar placer), etc.
- Síntomas cognitivos: déficit de memoria, de atención y de concentración, pensamientos negativos acerca de uno mismo, del entorno y del futuro, etc.
- Síntomas físicos: alteraciones del sueño, fatiga, pérdida de apetito, disminución de la actividad y del deseo sexual, etc.
- Síntomas interpersonales: disminución del interés por los demás, aislamiento social.
En cuanto a los niños y adolescentes, la sintomatología suele ser similar, pero puede haber algunas diferencias individuales. Por ejemplo, en los niños es más habitual encontrar irritabilidad, en vez de tristeza. Se puede clasificar de la siguiente manera:
- Emocional: Tristeza, pérdida de disfrute y/o interés, cambios bruscos de humor o ausencia de este, desesperanza, irritabilidad, llanto en exceso.
- Motora: Falta de expresión, hipoactividad o hiperactividad, enlentecimiento.
- Cognitiva: Falta de concentración, pérdida de memoria, indecisión, sentimiento de culpa, baja autoestima, descenso del rendimiento, bajo nivel de atención.
- Social: aislamiento
- Conductual: rabietas, mal comportamiento en la escuela, delincuencia, consumo de sustancias
- Psicosomática: enuresis, pérdida de energía, pérdida de peso, dolor muscular, pesadillas, alteraciones en el apetito y en el sueño.
Clasificación de los trastornos depresivos
Existen diversas formas de clasificar la tipología de trastorno depresivo mayor, algunas clasificaciones son; unipolar y bipolar, primaria y secundaria y endógena, psicógena y orgánica.
Clasificación 1: unipolar y bipolar
- Unipolar: el paciente sólo tiene el polo depresivo (no hay síntomas maníacos)
- Bipolar: el paciente tiene fases depresiva y maníacas
Clasificación II: primaria y secundaria
- Primaria: no existe ninguna enfermedad psiquiátrica que ha causado la depresión. Su origen es una alteración del estado de ánimo, la depresión más común.
- Secundaria: factores como enfermedades orgánicas como hipotiroidismo, cáncer, infecciones, efectos farmacológicos, etc. Entre las causas psiquiátricas tenemos la adicción al alcohol, tranquilizantes, drogas ilícitas, trastornos de la personalidad, etc.
Clasificación III: endógena, psicógena y orgánica
- Endógena: la causa de la aparición se desconoce, pero se suele ir ligada a una predisposición biológica del sujeto.
- Psicógena: su aparición se asocia a aspectos relacionados con la personalidad del sujeto o es reactiva a acontecimientos vitales.
- Orgánica: se debe al consumo de algún fármaco o como consecuencia de padecer alguna enfermedad.
¿A quienes afectan más los trastornos depresivos?
Hay varios estudios sobre posibles causas de la aparición de la depresión. Se cree que pueden ser responsables los cambios químicos en el cerebro humano. También se puede desarrollar por la vivencia de experiencias altamente estresantes. En muchos casos, surge por la combinación de ambas cosas.
Además, el trastorno depresivo mayor puede ser producido por abuso de sustancias, afecciones como, por ejemplo, padecer desregulaciones en la glándula tiroidea como hipotiroidismo, padecer cáncer, dolor crónico, por el consumo de medicamentos como los esteroides, dificultades para conciliar el sueño, etc. Además, puede producirse por vivencias estresantes vividas al largo de la vida, como, por ejemplo, e estar pasando por una enfermedad, muerte de un ser querido (familiar, pareja, amistad), por situaciones de separación o divorcios conflictivos, maltrato físico y psicológico en la infancia o en la actualidad.
Factores de riesgo que propician los trastornos depresivos
Existen diferentes factores de riesgo que pueden influir en la aparición y en el mantenimiento de la depresión. Algunos de ellos son:
- Factores genéticos: la probabilidad de heredar es aproximadamente del 40 %.
- Factores sociales: falta de apoyo social y familiar, disponer de pocos recursos económicos y estar en situación de desempleo.
- Factores psicológicos: haber sufrido experiencias traumáticas, problemas familiares, de pareja o en el trabajo y determinados rasgos de personalidad.
- Sexo: es más frecuente entre las mujeres de edades entre los 12 y los 55 años, sin diferencias fuera de este intervalo de edad.
- Edad: es más habitual en personas de entre 18 y 44 años.
- Comorbilidad: sufrir otros trastornos psicológicos puede predisponer también a la depresión. Los más frecuentes son los trastornos de ansiedad, los trastornos de la alimentación y el consumo de sustancias (por ejemplo, el alcohol).
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