El trastorno de las emociones

Las emociones guían y modulan nuestro día a día; constituyen el impulso que nos hace ir adelante y nos informan de cómo estamos respecto al mundo que nos rodea. En ocasiones nos resulta difícil escucharlas e incluso interpretarlas. Pero cuando el trastorno bipolar aparece, esas emociones nos resultan todavía más confusas porque dejan de reaccionar al entorno y nos llevan a un estado en el que nos resulta imposible leernos a nosotros mismos.

¿Qué son las emociones?

Con el avance de la ciencia hemos podido conocer que aquellos fenómenos, calificados como intangibles y abstractos, muchas veces otorgados al corazón desde una visión romántica, están compuestos de complejas reacciones bioquímicas. Así, esas sensaciones que provienen de lo más profundo de nuestro ser, a las que llamamos emociones, son más cercanas al mundo físico de lo que pensamos. Esta afirmación si más no, puede ayudarnos a entender qué es lo que pasa cuando las emociones se desbordan dentro del trastorno bipolar. Aunque todavía queda mucho trabajo por hacer tanto a nivel científico como terapéutico, es un buen inicio.

¿Qué es el Trastorno Bipolar?

Este trastorno tiene muchas semejanzas con cualquier enfermedad orgánica como podría ser la diabetes. Los mecanismos que controlan el estado de ánimo de una persona no funcionan correctamente y, al igual que con el azúcar en las personas que padece diabetes, se producen subidones y bajones exagerados del estado de ánimo.

Existen tres estados posibles dentro del trastorno:

  • la fase maníaca o hipomaníaca (intensidad menor que la maníaca) caracterizada por:
    • Irritabilidad
    • Hiperactividad
    • Locuacidad
    • Ideas de grandeza
    • Euforia
    • Disminución del sueño
    • Aumento del impulso sexual
    • Aceleración del pensamiento
    • Ideas delirantes
    • Alucinaciones
  • la fase depresiva caracterizada por:
    • Desánimo
    • Pérdida del apetito
    • Baja autoestima
    • Falta de concentración
    • Ideas suicidas
    • Inhibición psicomotora
    • Insomnio
    • Fatiga
    • Inquietud
    • Molestias físicas
    • Ideas delirantes
    • Alucinaciones
  • Periodos eutímicos: un estado de ánimo caracterizado por el bienestar, sin ansiedad, euforia o tristeza exagerada.

Alrededor de un 2% de la población padece este trastorno. En general, el primer episodio es causado por una situación estresante. Es a partir de entonces cuando los síntomas van independizándose de las circunstáncias exteriores y los reguladores del estado de ánimo van oscilando de manera constante sin motivo aparente. Cada nuevo episodio vuelve a la persona más vulnerable al estrés.

Retos del Trastorno Bipolar

Resulta relativamente fácil identificarse en una fase depresiva o eutímica. Lo que puede ser todo un reto es reconocerse en una fase maníaca, ya que algunas de sus expresiones, en un grado leve, pueden llegar a resultar positivas para el que las experimenta (confianza en uno mismo, energía extra, alegría). Lo que lleva a que, en ocasiones, no se quiera seguir el tratamiento por sentirse “mejor que nunca”. El problema viene cuando al dejar el tratamiento por sentirse mejor es bastante probable que, o la manía vaya a más, empeorando los síntomas, o que caiga en una fase depresiva con todas sus consecuencias.

La exaltación de las capacidades personales que se dan en la manía puede llegar a ser tan exageradas que puedan parecer delirios (convicción de poder sanar enfermedades con las manos), hecho que lleva a realizar acciones que pueden tener consecuencias desastrosas como perder el trabajo por tomar decisiones demasiado arriesgadas que acaban saliendo mal o incluso por conductas inapropiadas al comportarse con excesiva confianza.

Su curso longitudinal implica una vulnerabilidad constante para sufrir episodios de manía o depresión y necesita de un seguimiento periódico para detectar el inicio de un episodio y así poder afrontarlo de la mejor manera, antes de que empeoren los síntomas y se alargue el periodo de recuperación.

La enfermedad, con un buen acompañamiento psicológico y un seguimiento adecuado de la medicación, suele tener un buen pronóstico. Lo que significa que, aunque no pueda “curarse” en el sentido estricto de la palabra, puede mantenerse en la fase asintomática o eutímica en una gran mayoría de casos.

Importancia del entorno cercano

El trsastorno bipolar, como muchas otras enfermedades tanto psíquicas como orgánicas, pone en jaque a todo el entorno cercano del que lo padece. Además de por su importante componente hereditario, que lleva a que varios miembros de una misma familia puedan padecerlo, las fases maníacas implican la necesidad de un estado de alerta constante. Es habitual que el que lo sufre no sea consciente de su estado de descontrol y necesite la contención en acciones como el gasto excesivo, relacionarse indiscriminadamente con extraños, etc. O en caso de un episodio depresivo, el entorno tiene que poder identificar las señales de la ideación suicida. Es importante una actuación rápida ya que, en casos en los que todavía no se ha diagnosticado la enfermedad, puede llevar a que tanto familia, amigos o pareja otorguen tales acciones a la voluntad de la persona, culpándole y reaccionando de forma poco beneficiosa para su recuperación.

Por ello, es recomendable que, una vez identificado el trastorno, familia y entorno cercano puedan conocer las vicisitudes de la enfermedad y obtengan herramientas tanto para ayudar a la persona en cuestión como para establecer una red de apoyo mutuo. El entorno cercano y convivientes juegan un papel muy importante para que la persona acepte y controle su enfermedad.

En Barcelona existen varias asociaciones que ayudan a acercar el conocimiento sobre este trastorno a la población y a acompañar a aquellos que lo sufren, a sus familiares y a su entorno. “Bipolars.org”, por ejemplo, realiza una función divulgativa muy necesaria para luchar contra el desconocimiento y la estigmatización del trastorno bipolar.

Importancia del acompañamiento psicológico

El tratamiento médico junto con el terapéutico ayudan a conseguir un equilibrio emocional y mantener un proyecto de vida estable. El acompañamiento realizado por un psicoterapeuta es importante para aceptar la enfermedad y convivir con ella. Los puntos principales a trabajar son:

  • Conocer el funcionamiento de la enfermedad
  • Efectos del tratamiento farmacológico (tanto efectos buscados como posibles efectos secundarios)
  • Entrenamiento en reconocer los síntomas y señales de recaída (pródromos)
  • Establecer hábitos saludables de sueño y trabajo que promuevan la ausencia de síntomas
  • Modificar pensamientos y conductas negativas
  • Reconocer y gestionar situaciones estresantes

 

La detección a tiempo de los pródromos

Existen señales de inicio de un episodio o crisis (pródromos) generales o comunes en las personas que padecen el trastorno:

  • Manía
    • Dormir 5 horas o menos
    • Pese al poco sueño sentirse lleno de energía
    • Estar más productivo y creativo
    • Estar más hablador
    • Gastar más dinero en cosas
    • Innecesarias
    • Pensamientos de ser el mejor y poder hacer cualquier cosa con éxito
    • Sospechar de las intenciones de los demás
    • Ser más optimista de lo habitual
  • Depresión
    • Tener ganas de dormir todo el día
    • No poder levantarse de la cama
    • Buscar la soledad
    • Indiferencia por todo
    • Falta de concentración
    • Sentir tristeza
    • No encontrarle sentido a la vida
    • Sentimiento de culpabilidad
    • Irritabilidad

Además, es importante prestar atención a las señales particulares de cada persona. Conocerse a uno mismo y aprender a detectar las diferencias entre cuando estamos asintomáticos y cuando empezamos a advertir cambios en nuestra conducta o estado de ánimo, que no tienen nada que ver con nuestra personalidad, es vital para actuar a tiempo y reducir los efectos de las recaídas.

¿Cómo actuar ante estas señales?

Ante el inicio de una fase de manía:

  • Aumentar el número de horas de sueñ Dormir mucho un par de noches puede evitar el inicio de un episodio (hipo)maníaco.
  • Reducir el número de actividades. Priorizar las actividades ineludibles y dejar las prescindibles para otro momento.
  • El resto del día dedicarlo a descansar y a actividades relajantes.
  • No intentar cansarse. Un incremento de actividad se acompaña de un exceso de estimulación que comporta un empeoramiento de los sí
  • Intentar reducir la estimulación mental mediante ejercicios de relajación.
  • Evitar el consumo de sustancias excitantes (cafeína, teína…)
  • Ante el impulso de realizar gastos importantes, posponer la operación como mínimo veinticuatro horas, y pedir la opinión a alguien de confianza.
  • Poneos en contacto cuanto antes con vuestro terapeuta

Ante el inicio de una fase depresiva:

  • Dormir un máximo de nueve horas.
  • No os automediquéis nunca. En el caso del trastorno bipolar, los antidepresivos mal administrados implican un grave riesgo de viraje hacia la maní
  • Aumentar la actividad aunque cueste, empezando por las más urgentes pero también aquellas con las que solemos disfrutar.
  • Fijar objetivos realistas de acuerdo con la capacidad de alcanzarlos. Vale más fregar los platos y conseguirlo, que proponerse limpiar toda la casa y no llegar.
  • No tomar decisiones importantes.
  • Evitar el sentimiento de culpa, del mismo modo que un diabético no puede sentirse culpable de su nivel de azúcar.
  • Recordar que la fase depresiva no dura eternamente.
  • Recordar que las ideas de inferioridad, pesimismo y desesperanza no son más que síntomas.
  • Hacer ejercicio físico.
  • Consultad con vuestro psicoteraterapeuta habitual.

En el Centro Canvis de Psicología de Barcelona, tenemos psicoterapeutas para acompañarte en un proceso individual de adaptación al trastorno bipolar y ofrecerte herramientas para enfrentarte a las dificultades de tu día a día. Si dudas en lo que debes hacer, pide la primera consulta informativa gratuita y sin compromiso. Podemos asesorarte.