El ser humano vive y convive en sociedad, pero ¿cuál es el origen de esta sociabilidad humana? Actualmente disponemos de muchas evidencias acerca de la sociabilidad inherente en el ser humano. Una de las teorías que ofrecen una respuesta al interrogante de cuál sería el origen de esta característica sería la teoría de la naturaleza social del ser humano, también conocida como la teoría del derecho natural, sostenida por Aristóteles y Tomás de Aquino. Esta teoría afirma que la naturaleza humana tiene la sociabilidad como una de sus características esenciales y que, por tanto, existe una necesidad natural de relacionarse. Por el contrario, Hobbes defendía una necesidad natural de ser individualistas. Esta teoría opuesta se define como teoría contractualista, y encontramos a autores como Locke, Rousseau y Hobbes, en la que se considera que “el hombre es un lobo para el hombre” y define la naturaleza humana como egoísta y asocial que se une a un grupo por interés individual.

Muchos estudios psicológicos demuestran que el ser humano no solo necesita recibir de los demás, sino también poder dar, comunicar, compartir, tocarse, abrazarse, etc. Esta evidencia se ha reafirmado con la pandemia de la Covid19, en la que hemos podido comprobar como las restricciones, sobre todo sociales, nos han afectado a la manera de relacionarnos, y por ende a nuestro estado de ánimo. De modo que, poner en práctica nuestras habilidades sociales es una acción que no debemos dejar de lado.

¿Qué son las habilidades sociales?

Se entiende por habilidades sociales al conjunto de estrategias de conducta y las capacidades para aplicar estas conductas para resolver situaciones sociales de manera efectiva, es decir, tener reacciones e interacciones ajustadas al contexto de las situaciones que vivimos en la vida cotidiana. Las habilidades sociales nos permiten expresar nuestros sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos de manera asertiva, es decir, respetando las conductas de los demás. Por lo que nos permiten mejorar nuestras relaciones interpersonales, favorecen nuestro bienestar y nos ayudan a avanzar hacia donde queremos.

Podemos distinguir entre las siguientes habilidades sociales básicas y complejas:

Habilidades sociales básicas:

  • Iniciar una conversación.
  • Formular una pregunta.
  • Dar las gracias.
  • Presentar a otras personas.
  • Realizar un cumplido.

 Habilidades sociales complejas:

  • La empatía. Definimos la empatía como la capacidad de ponerse en el lugar de la otra persona.
  • La inteligencia emocional. La inteligencia emocional es la habilidad social de una persona para manejar los sentimientos y emociones, discriminar entre ellos y utilizar estos conocimientos para dirigir los propios pensamientos y acciones.
  • La asertividad.Es la habilidad para ser claros, francos y directos, diciendo lo que se quiere decir, sin herir los sentimientos de los demás ni menospreciar la valía de los otros, sólo defendiendo los derechos como persona.
  • La capacidad de escucha o escucha activa.Ser capaz de escuchar al otro con comprensión y cuidado, entendiendo lo que la otra persona nos quiere decir y transmitiendo que hemos recibido su mensaje.
  • La capacidad de comunicar sentimientos y emociones.Poder manifestar ante las demás personas nuestros sentimientos de una manera correcta, ya sean positivos o negativos.
  • La capacidad de definir un problema y evaluar soluciones.La habilidad social de una persona para analizar una situación teniendo en cuenta los elementos objetivos, así como los sentimientos y necesidades de cada uno.
  • La negociación.Capacidad de comunicación dirigida a la búsqueda de una solución que resulte satisfactoria para todas las partes.
  • La modulación de la expresión emocional.Habilidad de adecuar la expresión de nuestras emociones al entorno.
  • La capacidad para disculparse. Entrenar la capacidad para ser conscientes de los errores cometidos y reconocerlos.
  • El reconocimiento y la defensa de los derechos propios y de los demás.La habilidad de ser consciente de nuestros derechos y los de los demás y defenderlos de una manera adecuada.

¿Sociabilizar nos hace más felices?

Por otro lado, también es importante destacar la relación entre la sociabilidad y la felicidad. Según un estudio longitudinal de 75 años de la Universidad de Harvard, dirigido por el Dr. Waldinger, se concluye que son las relaciones personales las que nos mantiene felices y sanos. De modo que sí, ser sociable supone muchas ventajas, pero sólo si de verdad lo necesitas. Así, es importante plantearse si: ¿Quieres socializar porque necesitas conectar con otras personas, o simplemente porque se supone que tienes que hacerlo? Esta diferencia es crítica, porque hay mucha gente que a pesar de tener pocos amigos no se siente sola. No es cuestión de cuantos amigos tienes, sino de cómo te sientes con los amigos que tienes. Si la respuesta es que quieres socializar más porque crees que lo necesitas, en este artículo también queremos ofrecerte algunas recomendaciones por si te identificas como una persona tímida y tienes alguna dificultad para relacionarte con los demás. A continuación, se describen algunas sugerencias para poner en práctica en tu día a día y empezar conversaciones y fortalecer tus relaciones.

  • Toma la iniciativa para proponer planes a tus amigos. No esperes a que te los propongan y mantén una actitud abierta y activa.
  • Practica tu simpatía en situaciones cotidianas. Por ejemplo, puedes saludar amablemente al conductor del bus al que subes cada mañana para ir a trabajar, o contar una anécdota a tu compañero de trabajo para romper con la rutina laboral. Tu círculo social comienza por el hábito de expandir tu simpatía en los entornos en los que te mueves en el día a día.
  • Muestra interés y atención hacia la persona con la que estés conversando. A todo el mundo le gusta sentirse escuchado, de manera que mantener una escucha activa es imprescindible.
  • Sal más y conoce a gente nueva. Busca actividades que te apetezcan para conocer a gente que tenga gustos afines, trabaja tus relaciones personales y procura fortalecerlas.
  • Observa el lado bueno de las personas y practica tu optimismo. Cada ser humano tiene un encanto especial. Si te enfocas en los defectos de los demás, en lugar de en sus virtudes, entonces, te desanimas. Por el contrario, si observas los puntos positivos de los demás, te motivas para relacionarte. Por otro lado, es importante practicar un discurso positivo de ti mismo, pero, también, de tus amistades y familiares. Confía en tu entorno.
  • Mantén el contacto visual durante las conversaciones puesto que este gesto crea confianza y complicidad.
  • Afronta el miedo. A veces pueden aparecer miedos como que te hagan daño. Abrirse mucho a una persona es dejar que alguien te conozca de «pe a pa» y, esto, es algo que te hace ser más vulnerable a los demás. Pero es importante que practiques un ejercicio de confianza y que desconectes esa vocecita interior que solo te lanza mensajes de miedo.
  • Trabaja tu autoestima: quererte es el primer paso para abrirte a los demás. La baja estima está relacionada con actitudes en las que no nos atrevemos a hablar de nosotros mismos con los demás, a sentirnos inferiores, poco importantes… Por eso, un trabajo de autoestima para conocer tus virtudes y defectos y aceptarte es fundamental. Quererte te ayudará a dejar que los demás te quieran.
  • Sal de tu zona de confort. Tendemos a quedarnos en la zona de confort en la que estamos cómodos y seguros, pero para sociabilizar más tienes que atreverte a probar cosas nuevas, a abrirte a otras personas y a aprender más de la vida.

¿Son lo mismo timidez e introversión?

 Es imprescindible no confundir la timidez con la introversión. La timidez es una característica inherente en el ser humano que todos la tenemos y que aparece cuando no nos sentimos del todo cómodos y seguros en una situación. Sin embargo, ser introvertido es una característica personal que hace que una persona, siempre, sea reservada, no se abra con los demás y no sienta importante el tener que explicar sus problemas o sus dudas.

En resumen, podemos concluir que las habilidades sociales se entrenan y que son la herramienta básica para sociabilizar en nuestro día a día. Tal vez en algún momento hemos vivido la experiencia de pasar una temporada más aislados en nosotros mismos y desconectados de los demás. ¿Qué ocurre entonces? Sentimos que la timidez y la pereza hacia los planes en grupo aumentan, y estos es debido a que estamos desentrenado en este tipo de circunstancias. Por tanto, es importante que entrenemos estas habilidades sociales en el día a día. También, hemos podido valorar la relación positiva de socializar con nuestro estado de ánimo y nuestra felicidad, un supuesto que se ha visto reafirmado con las restricciones sociales de la pandemia.

Si crees que necesitas ayuda para trabajar aspectos de ti o de tu vida puedes solicitar una primera sesión informativa en el apartado de “Contacto”. En el centro de psicología sanitaria Canvis de Barcelona realizamos psicoterapia individual. Si tienes cualquier duda, puedes contactar con nosotros. Estaremos encantados de poder ayudarte.

Referencias

Monclús, A. P. (2011). La naturaleza humana en Aristóteles. Espíritu: cuadernos del Instituto Filosófico de Balmesiana60(141), 35-50.

Fernández García, E. (2001). La aportación de las teorías contractualistas.

Roca, E. (2014). Cómo mejorar tus habilidades sociales. Valencia: Acde.

NeuronUP. 2019. Habilidades sociales : definición, tipos, ejercicios y ejemplos. Disponible en: https://blog.neuronup.com/habilidades-sociales-cuales-son-ejemplos-para-que-sirven/