Los celos y la envidia son algunas de las emociones más complejas con las que convivimos y que todos en algún momento de nuestras vidas hemos sentido. Es interesante revisar la relación que existe con aquello que se teme perder, los activadores, la historia afectiva que tienen detrás, las normas que construyen nuestra percepción de posesión y pertenencia, la capacidad de autorregulación, el sentimiento de inferioridad. La psicología no busca reprimir los celos o la envidia sino agradar en lo que hay detrás de estas dos emociones.

Definición de las emociones

Existen múltiples definiciones de la emoción y del modo en que se manifiestan determinamos la emoción como el conjunto de respuestas a un acontecimiento que viene seguido de cambios fisiológicos, que nos ayudan a actuar. Una de las características más genéricas de las emociones es su alta intensidad a corto plazo, y justamente eso es lo que diferencia la emoción de los sentimientos. A la hora de experimentar las emociones dependiendo de la persona se manifiestan de una u otra manera, ya que se mezclan carácter, contexto, experiencia o vivencias del pasado.

Los celos

Los celos y la envidia son emociones cercanas y relacionadas, pero a la vez son independientes y tienden a confundirse. Indiscutiblemente, la presencia de una de estas emociones no excluye a la otra. Reflexionemos sobre estos dos conceptos:

Los celos hacen referencia a la sensación de malestar e inquietud sobre la creencia de que algo preciado está en riesgo de perderse o en manos de otra persona. Los celos cumplen con una función adaptativa y positiva para la persona ya que permite afianzar los lazos sociales frente a amenazas externas. Son una emoción dinámica y compuesta de al menos tres emociones básicas: ira, tristeza y miedo, además de disgusto o sentimientos de inferioridad (Sharpsteen, 1991).

Los celos y la envidia adoptan un papel importante en la vida humana: los celos mantienen la exclusividad de las relaciones emocionales y la envidia pone énfasis en ciertos principios igualitarios en las relaciones. Cierto grado de celos y envidia en las relaciones puede evitar actitudes de indiferencia entre las personas. Por ende, muchos psicólogos recomiendan no entenderlos y entenderlos como una señal de advertencia que debemos aprender a gestionar. Los celos no se atribuyen sólo a la pareja sino también se encuentran entre diferente miembros de la familia, amistades, compañeros de trabajo, etc. y están presentes en todas las culturas desde hace tiempo, aparecen en canciones, libros y por supuesto, investigaciones científicas. No obstante, en la literatura científica lo que se observa es un énfasis sobre los celos románticos por encima de otros tipos de celos por ejemplo, entre hermanos) prueba de ello es el temor a la pérdida de la relación amorosa a causa de la aparición de un tercero. Dado que se trata de un vínculo nuclear, la amenaza de deterioro se vive de forma vehemente. Algunos ejemplos, donde podemos lidiar con los celos en el día a día y que llegan a las consultas de psicología serían:

  • Un miembro de la pareja recibe un mensaje de una compañera de universidad y de repente coge el móvil y responde. Empiezas a pensar que a ti no te contesta con tanta rapidez y eso genera en ti inseguridad.
  • Se incorpora un nuevo miembro a tu equipo de trabajo y notas como va ascendiendo rápidamente y asumiendo más funciones. Se disparan los celos, temes por tu puesto de trabajo.

A partir de aquí, se pueden diferenciar tres tipos de celos:

  • Celos normales o de competencia: miedo a perder un objeto que pueden contener sentimientos de hostilidad hacia los posibles rivales.
  • Provienen tanto en el hombre como en la mujer de la propia infidelidad, real o imaginada.
  • Celos delirantes: provienen de deseos de infidelidad reprimidos e inconscientes de tal magnitud que el celoso cree visualizar a su pareja en el acto mismo de infidelidad.

Cómo manejar los celos

  • El primer paso para poder manejar los celos es la aceptación. Es algo que se puede trabajar y mejorar con terapia. Un buen asesoramiento psicológico es clave por lo que no hay de qué avergonzarse.
  • En segundo lugar, poder verbalizar cómo te sientes cuando experimentas los celos. Esto va enfocado a poder poner palabras a tus preocupaciones y temores.
  • A partir de aquí, será importante obviar la atención selectiva. Con los celos se manifiesta una tendencia a focalizarse en aquellos aspectos más negativos que corroboren nuestras teorías o sospechas.
  • Trabaja en tu confianza y entiende tus propias inseguridades.

La envidia

En la sociedad actual de estatus social, lo material o los rasgos personales son aspectos importantes para la formación de la imagen que tenemos de nosotros mismos. La envidia, es considerada por el cristianismo, como uno de los siete pecados capitales, un vicio o algo moralmente negativo. Es una emoción natural de carácter social que causa malestar y que en muchas ocasiones es difícil de detectar. Se experimenta ante la existencia de un éxito, meta o situación en la vida de otra persona o por los atributos personales (por ejemplo: si alguien es más segur de sí mismo o más sabio) y nos hace creer que estamos en desventaja respecto a los demás. Las personas buscamos la superación personal, por lo que la comparación con los demás es un proceso, como veníamos diciendo, innato e inconsciente. Algunos autores señalan que la envidia produce infelicidad tanto a la persona que lo sufre como para el envidiado y que en vez de producir placer por lo que se tiene se produce dolor de lo que no se posee. Podemos diferenciar entre do tipos de envidia:

  • Envidia-objeto: La persona que posee el bien es el de un ideal o alguien a quien admirar. La envidia.
  • Envidia-estado: La persona siente envidia de que el otro tenga un bien. Al admirar el bien del otro la persona se siente carente de lo que posee el otro.

Pero, ¿existe la envidia sana? De igual modo que ocurre con los celos, la envidia puede ser una emoción sana, aunque socialmente esté criticada y desaprobada. La envidia permite identificar cosas que queremos tener o que queremos que nos sucedan. Pero, no obviemos que también presenta una connotación negativa cuando por intentar librarnos de ella criticamos al otro, sus objetivos o incluso deseamos que pierda lo que ha logrado alterando su bienestar. Se observa que al experimentar la envidia surgen una mezcla de emociones disfuncionales como sensación de fracaso, irritación, pena, miedo, etc producto de dicha comparación en las relaciones interpersonales. La «envidia sana» está basada en constataciones puntuales que nos permiten tolerar la frustración.

Cómo manejar la envidia

  • Como hemos comentado, la tendencia a nivel social ante la experimentación de la envidia es desmentirla. Uno de los aspectos más importantes en terapia es no juzgar esa emoción pues permitirá concienciarnos de necesidades hasta ahora inexploradas. La mayor parte del trabajo terapéutico se ha centrado en encontrar un punto de equilibrio y aceptación.
  • Analizar el origen de la envidia permitirá comprender el sentido de la misma (por ejemplo: un ambiente competitivo).
  • Observar las metas actuales y volver a elaborarlas en función de las posibilidades de cada uno.
  • Buscar ayuda profesional psicológica si te sientes incapaz de manejar la envidia.

Aunque ambas emociones pueden partir de situaciones diferentes pueden llegar a generar ansiedad pues conllevan la pérdida del sentido del control. La universidad de Standford (2016) llevó a cabo un experimento en el que una parte de los participantes debían centrarse en aquello que podían controlar y la otra parte debía centrarse en lo que estaba fuera de su control. La conclusión que se extrajo fue que los primeros se sintieron con menos ansiedad y más motivados que los segundos.

La sensación de no tener el control puede producir mucho malestar, tanto para el que lo sufre como el que lo recibe. Algo que ocurre con frecuencia es que el celosos se encuentra ante un estímulo que puede acceder por cualquiera de los sentidos como el olfato, la vista, el oído o incluso a través de los recuerdos y las percepciones. Dominado por la envidia las personas pueden llegas a perpetrar actos que generan malestar al envidiado. De aquí que el acoso, la discriminación y el racismo tengan raíces en la envidia.

En Centro de Psicología Canvis de Barcelona cuenta con un equipo de psicólogos que pueden ayudarte a comprender el origen de estas emociones y cómo lidiar con ellas.

Bibliografía

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