Desde años atrás, el término de adicción es algo que se ha relacionado básicamente con el consumo de sustancias químicas, ya sea el tabaco, el alcohol, la marihuana, juego, apuestas.. etc. Sin embargo, en los últimos años, la adicción se ha ampliando a otros ámbitos como el de la tecnología concretamente a aquellas llamadas tecnología de la información y la comunicación (TIC).
En este artículo hablaremos sobre la visión actual de las adicciones en la sociedad, el concepto de las tecnologías de la información y la comunicación, la adicción física frente a la psicológica, la forma de detectar una adicción, factores de riesgo y estrategias de prevención.
Las adicciones en la actualidad
Es importante destacar el hecho de la implicación psicológica en las adicciones, manifestándose en hábitos de conducta que pueden ser inofensivos en un principio pero que pueden llegar a aumentar provocando serias dificultades en la vida de los individuos. Pero realmente ¿Cómo se puede definir la conducta adictiva?, la respuesta es el hecho de continuar llevando a cabo una conducta determinada a pesar de las consecuencias negativas que resultan perjudiciales para en la salud del individuo.
¿Qué son las TIC?
Cuando hablamos de TIC nos referimos a las tecnologías de la información y la comunicación, las cuales se pueden definir como el conjunto de recursos, procedimientos y técnicas que se utilizan para procesar, almacenar y transmitir datos. Por ejemplo uno de los instrumentos más utilizados hoy en día serían los smartphones, los cuales son extremadamente útiles para la comunicación y conexión entre el resto de personas y su entorno que les rodea, ya que permiten estar conectados a la red desde cualquier punto donde nos encontremos.
No cabe duda de que esto nos trae múltiples ventajas, sin embargo, un exceso de utilización de estas nuevas tecnologías puede traer consigo consecuencias perjudiciales a nivel psicofisiológico, afectivo y socioeconómico.
Adicción física vs adicción psicológica
Cuando hablamos de adicción física nos referimos a aquellos casos en los que se ha creado una dependencia fisiológica u orgánica que produce daños en el cuerpo cuando se deja de consumir, situación conocida como síndrome de abstinencia. Es importante añadir que cuando hablamos de dependencia física no implica siempre la adicción, por ejemplo, una persona que depende de un medicamento.
En la dependencia física de una sustancia, refiriéndonos a los casos en los que hay una adicción, los componentes principales que la determinan son la presencia de tolerancia vs abstinencia. Los signos indicativos de los dependientes fisiológicos serían el deseo o compulsión por consumir dicha sustancia, así como la falta de control a la hora de consumir (tanto para comenzar como, para terminar).
Por otro lado, tenemos a las personas con dependencia psicológica, en la cual no existe un condicionamiento biológico que impulse a consumir, por tanto, se trata de un deseo, ansia o pulsión irresistible denominada también como “craving” que lleva a realizar determinadas conductas. Estos hábitos pueden tener repercusiones en la focalización atencional, la modificación del estado de ánimo (por ejemplo, placer o alivio al llevar a cabo la conducta vs agitación o irritabilidad al no poder realizarla).
¿Cómo detectar una adicción?
Existen diferentes criterios para detectar cuando una persona es adicta o no, y al mismo tiempo éstos cambian en función del tipo de adicción en la que nos encontremos. Cuando hablamos de una adicción en general se podría definir como la necesidad de llevar a cabo una actividad determinada y al mismo tiempo experimentando ansiedad si no se realiza.
Hay autores que han llevado a cabo definiciones más exhaustivas, por ejemplo, Griffiths en 1998, estableció diferentes criterios para definir una conducta adictiva; por un lado, encontramos la saliencia, donde una actividad particular se convierte en la más importante en la vida del individuo y domina sus pensamientos, sentimientos y conducta. Por otro lado, aparece una modificación del humor, que la gente experimenta como consecuencias negativas o positivas a la hora de implicarse en la actividad. Aparte encontramos la tolerancia, es decir el proceso por el cual se requiere incrementar la cantidad de una actividad particular para lograr los mismos efectos. El síndrome de abstinencia (más conocido por la mayoría de las personas) es aquella situación donde se sufre estados emocionales y/o efectos físicos desagradables o perjudiciales que ocurren cuando una actividad particular es interrumpida o repentinamente reducida. Continuando con los criterios tenemos el conflicto, entendiéndose como su propio nombre indica como los conflictos que se desarrollan entre el adicto y aquellos que le rodean (conflicto interpersonal), conflictos con otras actividades (trabajo, vida social, intereses, aficiones), o dentro de los propios individuos que están involucrados con la actividad particular. Y por último la recaída, es decir el hecho de volver a llevar a cabo la conducta adictiva después de un tiempo considerablemente largo de abstinencia o de control.
A parte, también podemos encontrarnos con otros síntomas como la ocultación y/o minimización del problema, sentimiento de culpa y disminución de la autoestima (común en la adicción a las redes sociales).
Por otro lado, si profundizamos más en la adicción tecnológica, es decir a todo aquello que rodea internet (smartphones, redes sociales, videojuegos…etc.), es importante prestar atención a las siguientes señales de alarma:
-Privarse de horas de sueño con tal de estar conectado más tiempo a la red, así como dedicarle un tiempo anormalmente alto.
-El descuido de las relaciones con los demás, ya sea la familia, las amistades el estudio, el cuidado de la salud…etc.
-Recibir quejas por parte de terceros en respecto al excesivo uso de los aparatos tecnológicos.
-Pensar en la red de forma constante o sentirse irritado excesivamente cuando falla la conexión o funciona lentamente.
-No ser capaz de limitar el tiempo que le dedicamos, así como perder la noción del tiempo.
-Mentir sobre el tiempo real que se está conectado.
-Aislamiento social, irritabilidad y reducción del rendimiento escolar.
-Euforia o activación anómalas al estar en contacto con la red.
Es importante destacar que aún con estos datos, los investigadores no se han puesto de acuerdo en respecto a la existencia de la adicción a las TIC (Internet, smartphones, videojuegos o redes sociales en línea) o si simplemente se puede hablar de un uso abusivo, inadecuado o intensivo.
Aunque sabemos que el uso abusivo de estas tecnologías puede llegar a tener efectos perjudiciales y desarrollando en sí una patología, por el momento no hay consenso de que estas conductas puedan considerarse adictivas a nivel clínico. Sin embargo, sí se ha demostrado que los más jóvenes son aquellas poblaciones más vulnerables a la hora de terminar desarrollando un uso problemático.
Factores de riesgo que propician la adicción a la tecnología
Podríamos considerar en un principio la edad, ya que hoy en día se considera a los adolescentes como un grupo demográfico que se encuentra en vulnerabilidad ya que es una población que se encuentra en una etapa de cambio, de experimentación y en búsqueda de sensaciones nuevas, utilizando internet como una ventana muy accesible para explorar e interaccionar.
Otro factor de riesgo serían los estados emocionales, ya que se ha demostrado la existencia de características específicas que aumentan la vulnerabilidad psicológica a las adicciones como por ejemplo la impulsividad, la disforia, la intolerancia a los estímulos displacenteros tanto físicos (dolores, insomnio o fatiga) como psíquicos (disgusto, preocupaciones o responsabilidades), incluso también la búsqueda exagerada de emociones fuertes.
Por otro lado, hay ocasiones donde la adicción se produce a causa de un problema de personalidad, por tanto podemos dar por hecho que existen tipos de personalidad más vulnerables que otras, siendo casos como la timidez excesiva (que lleva al aislamiento, cosa para lo que ofrece mucha facilidad las nuevas tecnologías), baja autoestima o rechazo a la imagen corporal (pudiendo ser provocado mensajes de parámetros estéticos ideales e irreales al mismo tiempo que llegan con más rapidez y abarcan a más población gracias las redes sociales, smartphones…etc.). Por otro lado, algunos problemas psiquiátricos previos (TDAH, depresión, fobia social u hostilidad) se han relacionado con una mayor probabilidad de engancharse a internet.
Estrategias de prevención
A continuación, mostramos algunos consejos que pueden ser de utilidad a la hora de prevenir una posible adicción o hábitos de conducta abusiva en el futuro sobre todo para niños o adolescentes que se encuentren en etapa de aprendizaje:
-Llevar a cabo el uso de aparatos electrónicos en espacios (salones comunes, por ejemplo) y horas determinadas (no más de 1.5-2 horas al día exceptuando fines de semana.
-Fomentar la relación con los demás, por ejemplo, con las actividades deportivas en equipo.
-Potenciar aficiones que no tengan que ver con la utilización de las nuevas tecnologías (lectura, acudir a salas de teatro, actividades culturales…).
-Desarrollar actividades grupales como las dedicadas al voluntariado.
-Estimular la comunicación y actividades familiares.
*Por otra parte, es importante también llevar un control de los contenidos que los infantes o adolescentes buscan en las redes.
Conclusiones
Es muy importante prestar atención a los signos de alarma , especialmente en los niños y adolescentes para poder contrarrestar dichas conductas e intentar poner solución a los posibles problemas que estén afectando a su vida escolar, familiar y social, para prevenir la aparición de una conducta adictiva.
Desde el centro de psicología Canvis en Barcelona tratamos de ayudar a los pacientes, utilizando estrategias que eviten encerrarse en redes sociales. El centro puede indicar terapia individual o grupal, según cada caso. En el tratamiento se busca las causas que llevan al paciente a encerrarse en un mundo virtual y deja de tener relaciones con amigos, familia, buscando satisfacciones inmediatas, las que no encuentra en su vida real.
Máster en Terapia Cognitivo Conductual y Psicología Clínica de la Salud.
Experto Universitario en Trastornos del Comportamiento Alimentario
Curso de Postgrado de Trastornos de Ansiedad en el Adulto
Grado en Psicología (Mención en Organizaciones)